Dichos, intenciones, acciones y contradicciones

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Hola.

Desde hace poco más de un año, en Mali (un país africano, con playas en el Océano Atlántico y tierras en el Sahara) se desarrolla un conflicto de repercusiones importantes, pues uno de los bandos es una dictadura militar con varios años en el poder, mientras que el otro es un conjunto de rebeldes que ha tomado varias ciudades al Norte de país, y ha declarado unilateralmente la independencia de la República de Azawad.

Dicha independencia no ha sido reconocida por la ONU ni por ningún país en la Tierra, pero si ha ocasionado una ofensiva sin precedentes, encabezada por Francia, apoyada por USA, y observada por algunas de las grandes potencias económicas. A diferencia del argumento esgrimido para invadir Libia, en ésta ocasión no se ha invocado a la “libertad” de los pueblos, ni mucho menos a derrocar al tirano, pues los grandes yacimientos de Uranio que se encuentran en la región han ocasionado que Francia no se fije si el gobierno en Mali es una dictadura, y mucho menos si mantienen el poder gracias al terror que ocasiona el ejército en dichas tierras.

Simple, sencilla y llanamente, apoyan con la fuerza militar a otra fuerza militar que busca recuperar el control de esas desérticas tierras por el material radioactivo que tanto ambicionan las potencias coloniales. Tampoco se ha hecho gran eco en los medios de comunicación tradicionales y convencionales, ya que pondría al descubierto el imperialismo neocolonizador que se ha llevado a cabo en el mundo con gracia posterior al 11 de septiembre.

Hemos dicho anteriormente, en muchas ocasiones, que dicho imperialismo neocolonizante tiene muchos matices y métodos. En México, la intención de las grandes empresas petroleras trasnacionales por apropiarse del producto (el petróleo) y la renta petrolera ha ocasionado una nueva ofensiva para intentar privatizar, de una vez por todas y totalmente, el negocio que desde hace 75 años ha monopolizado PEMEX.

La exploración, perforación, extracción, transportación y refinación del petróleo lo quieren llevar a cabo intereses que en nada benefician a la nación, y si pretenden saquearla. Si el negocio del petróleo es tan malo, y genera tantas pérdidas ¿porqué incorporar a otros actores que compartirían las pérdidas (de ser cierto ésta hipotética falsa premisa)?

El gobierno en turno ha dicho y reiterado, una y otra vez, que PEMEX no se privatizará. Nada más cierto y falso al mismo tiempo. Cierto, porque la empresa no será privatizada, en efecto, tal cual lo ha dicho el gobierno. Falso, porque lo que venderán no será la empresa PEMEX, sino el producto que le da vida a la empresa (el petróleo), y la renta petrolera, que es la que genera las ganancias.

Luis Videgaray, actual Secretario de Hacienda, y uno de los principales titiriteros de Peña Nieto, mencionó (días antes de la explosión en la Torre de PEMEX) que una reforma energética no necesariamente significa privatizar. Ésto es cierto. Sin embargo, la reforma que pretende impusar el PRI a través de su actual gobierno es, si bien no privatizar de facto el negocio petrolero, si compartirlo con otras empresas extranjeras bajo las figuras de asociación con PEMEX, o bien de contratos de riesgo. Dichos contratos de riesgo tienen el riesgo nada más en el nombre, pues las empresas petroleras beneficiadas sabrían de antemano dónde perforar, para extraer la mayor cantidad de petróleo posible.

Así, la privatización del petróleo no corresponde a otra cosa que el pillaje descarado por parte de las grandes potencias económicas, quienes buscan no sólo las ganancias económicas por la extracción y demás, sino además el uso del propio petróleo (como materia prima) a bajo costo.

Cabe señalar que, de privatizarse el petróleo, disminuiría en 40% el presupuesto nacional (que se aplica en la construcción de escuelas, hospitales, carreteras y demás infraestructura pública), por lo cual sería necesaria una reforma fiscal para incrementar el IVA del 16 al 21% y homolgarlo (es decir, que alimentos, medicinas, libros y educación, que actualmente están exentos, pagarían también IVA).

La privatización del petróleo implica la destrucción de la industria nacional y de la economía en su conjunto, quedando entonces sujetos al capricho del libre mercado y de los capitales golondrinos. En esencia, se perdería la poca soberanía que nos queda, y nos convertiríamos, de lleno, en esclavos del imperialismo neoliberal.

Ésa es la importancia de defender el petróleo: nuestro futuro como país, y como personas. MORENA es la única fuerza que se ha manifestado en contra de tal medida. Pero para defenderlo, es indispensable y fundamental el apoyo de todos los mexicanos, pues sin el Pueblo unido contra tal ignominia, será difícil defender cualquier cosa.

De nosotros depende, y en nosotros está.

Saludos. Dejen comentarios.

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