Reflexión de Navidad y Año Nuevo 2015

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Hola.

Como cada año, escribo una reflexión que comparto con cada uno de ustedes. Es una forma catártica de realizar un balance en torno a tantas cosas que suceden en lo personal y en lo social. Es una forma de dejar plasmado también, de una vez y para siempre, mi visión en torno a ciertas cosas.

Si bien es cierto que la congruencia exige que ciertas cosas sean perdurables y permanentes a lo largo del tiempo, lo cierto es que también el ser humano cambia su forma de ver las cosas a lo largo de su vida, de pensar en cuanto a otras, y de asimilar el mundo que lo rodea.

En este año que termina, 2014, ha sido año de cambios. Cambio en una sociedad que parecía dormida y conforme con la aplicación de las reformas estructurales neoliberales promovidas y aprobadas por el poder en turno, donde la Izquierda electoral moderada y “radical” dejaron pasar, sin chistar y sin oposición alguna, cada una de estas reformas.

La sociedad despertó, la indignación brotó, y la inconformidad se manifestó no desde el PRD ni desde MORENA, pasivas ante la evolución de los acontecimientos y del creciente entreguismo de Peña Nieto, sino desde la misma sociedad. La huelga del Instituto Politécnico Nacional sorprendió a propios y extraños, en momentos donde la modificación al Reglamento General de Pagos dejaba abierta la puerta al comienzo de la privatización del sector educativo público superior, tal cual lo quisieron hacer (también sin éxito) en la UNAM en 1999. Así, el gobierno federal, que había convertido al país en un polvorín, encendió la mecha de la inconformidad que se haría creciente, y que ganaría un gran respaldo popular. Comenzó así, el otoño mexicano.

La reforma al sector salud (que homologaba al IMSS, al ISSSTE y a la SSA) se detuvo ante esta gran movilización del sector estudiantil. Casi al mismo tiempo, la masacre de estudiantes en Ayotzinapa por parte de las fuerzas federales y municipales en complicidad con el crimen organizado avivó el fuego del incendio provocado por el gobierno de Peña Nieto, que entró en una crisis de legitimidad e ingobernabilidad interna e internacional de la cual no ha podido salir. Aún que Peña Nieto, en complicidad con Mancera, han querido sofocar la inconformidad con represión y a toletazos, la sociedad ha evidenciado en redes sociales el abuso del poder. Las prácticas de hace 30 años han quedado obsoletas, gracias al internet. El México de 2014 no es el mismo de 1968.

Así mismo, la incompetencia de diversos miembros del gabinete, el pésimo manejo de las finanzas públicas y de la economía, y el gran despilfarro a cargo del erario por parte de diversos personajes públicos, ha causado que esta indignación (que si bien es cierto, se encuentra de vacaciones por las fiestas decembrinas) continúe. El manejo irresponsable de la economía, consecuentemente con la disminución de los precios del petróleo a nivel mundial, crean la expectativa de un 2015 malo en lo económico, y que puede repercutir gravemente en la economía popular. Sin embargo, no hay nada de qué lamentarse. Querían PRI, vendieron su voto por una tarjeta Soriana a favor del PRI, y ahora a chingarse.

La Izquierda electoral, ante la inmediatez del 2015, debe replantearse sus estrategias y líneas de acción. MORENA (equivocadamente) decidió arriesgar su capital político hacia una estrategia que, desde antes de comenzar, ya estaba muerta: las firmas en contra de la Reforma Energética. Sabido era de antemano que las instituciones políticas están secuestradas en México desde hace cerca de 32 años (tan es así, que en ese periodo de tiempo se han fraguado 3 fraudes electorales, con distinto modus operandi, distintas aristas y distintos actores), y que al estar secuestrado el poder político en manos de una oligarquía que sólo defiende sus propios intereses, jamás permitirían que un resquicio legal tumbara aquello por lo que trabajaron en más de 50 años (re-privatizar el sector energético). Así, en una de las equivocaciones más costosas para López Obrador, se inmovilizó a la sociedad en contra de la reforma energética con la falsa esperanza de revocar, por medio de la consulta pública y sin manifestaciones, la reforma energética. Así, MORENA llega desgastada y desacreditada, al proceso electoral 2015.

Ante la pasividad de los partidos electorales de Izquierda (incluyendo a la esperanza de México), la sociedad ha tomado las riendas de su propio destino. Ha despertado, y ha marcado el rumbo hacia una renovación de la vida pública del país, donde las estructuras actuales del poder formales e informales no tienen cabida. Esta renovación (lamentable y afortunadamente para muchos) no vendrá de ninguna de las alternativas políticas actuales en México, sino por una vía distinta que aún no florece, pero que no tardará mucho en emerger.

Este cambio de paradigmas que la sociedad mexicana está viviendo ha marcado un parteaguas en la vida pública de México y en su propia historia. En este sentido, las condiciones actuales son inmejorables para realizar el gran cambio de modelo político, económico y social que requiere nuestra Nación.

Es indudable (y deseable) que los 42 normalistas restantes desaparecidos reaparezcan con vida. En necesario y fundamental que renuncia Enrique Peña Nieto de la Presidencia de la República. Pero no sólo él, pues las estructuras políticas actuales permitirían solamente un cambio cosmético. Cambiarían el títere, pero no el titiritero. Para que las cosas realmente cambien, deben irse todos. Y para que eso suceda, debemos de evolucionar del Otoño Mexicano al Corralito Mexicano.

En lo personal, ha sido un año accidentado, sobre todo en la salud, pero hemos salido avante, afortunadamente. Seguimos aquí, vivos y más o menos bien. Tuve un regreso a la vida laboral, y han creado nuevas perspectivas de vida. Así, este año (al igual que muchos) han aparecido nuevas personas en mi vida (algunas de las cuales valen la pena, y otras no), me han reencontrado con otras (de forma fugaz), y se han alejado algunas más.

Agradezco su paciencia y comprensión a quienes me siguen en redes sociales. Intento ser congruente con lo que pienso y conmigo mismo. No ha cambiado mi forma de pensar ni mis principios. Por lo mismo, no estoy sujeto a pensar como piensa el líder, o como quiere una organización que pensemos y actuemos, aún sea inconsecuente, incongruente, y contrapuesto con lo que alguna vez hicimos o pensamos.

Seguiré exponiendo mis puntos de vista, como creo y pienso que son las cosas. Se seguirá imponiendo en mí el Homo Socialis al Homo Militans. Y lamento que esto se imponga a la forma de ver y pensar el mundo de muchos compañeros dentro y fuera de MORENA. Pero esto permanecerá igual, le pese a quien le pese.

Así mismo, agradezco las invitaciones que he recibido para militar en otros institutos políticos distintos a MORENA. Quiero señalar al respecto que no soy un chapulín político. No estoy en la política por cargos, sino para luchar por un mejor país, en cualquier trinchera que me encuentre. Cuando decidí sumarme a MORENA lo hice por convicción y por principios. Tal vez no estoy de acuerdo en muchas de las cosas que suceden dentro de MORENA, y si en algún momento dejo de militar en esta organización política no será para irme a otra. Será para luchar, hombro con hombro, con la sociedad que está ávida de un cambio verdadero, y no para ser parte de la mafia que representan los partidos políticos en el espectro político mexicano.

Así, cerramos el 2014 llenos de energía y fortaleza para afrontar un difícil 2015. Sin embargo, seguiremos hombro con hombro, luchando por un mejor país, una mejor distribución de la riqueza, y una mejor sociedad, más igualitaria y justa. Si eres de los despiertos, deseo que no muera jamás esa energía para luchar por la transformación de México y el mundo. Y si no has despertado, hazlo, porque el horno no está para bollos.

De corazón, te deseo una Feliz Navidad (que ya pasó) y un Mejor Año Nuevo para tí y en compañía de los tuyos.

Feliz año nuevo 2015.

Héctor G. Legorreta
HgLc©

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