O sea, estamos ante una mutilación brutal del lenguaje, a ojos vistos, y que nadie le ha tomado la importancia que realmente tiene. Se hace una simplificación carente de sentido justificada en “razonada y exhaustiva pero simple y legible”, de acuerdo a las palabras de Salvador Gutiérrez Ordóñez, coordinador de la obra. Un argumento por demás vacío y estúpido, queriendo justificar lo injustificable.
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No me gustó el final
A pesar que Orwell, en su estado autoritario, totalitario y despótico, plasma lo que según él sería un sistema socialista, yo casi podría aplicarlo al Estados Unidos de hoy día, sobre todo después del 11 de septiembre.