La homologación del salario mínimo

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Hola.

El pasado 30 de septiembre de 2015, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la RESOLUCIÓN del H. Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos que revisa los salarios mínimos generales y profesionales vigentes desde el 1 de abril de 2015 y establece los que habrán de regir a partir del 1 de octubre de 2015 que significa, en términos concretos, la homogeneización del salario mínimo en todo el país.

Una de las razones que esgrimió la Comisión Nacional de Salarios Mínimos para decretar la homogeneización del salario mínimo en todo el país es que, con esta medida, el salario mínimo se estaría recuperando de la pérdida del poder adquisitivo que ha tenido desde 1976 en beneficio de los trabajadores. Salario mínimo, por cierto, calculado sesgadamente, pues considera que 7 gramos de pan diarios son suficientes para que un individuo tenga los requerimientos nutricionales necesarios para desenvolverse en su vida diaria.

Cabe señalar que, aunque esta medida es importante, sobre todo para el sector obrero que durante décadas luchó para que en todo el país el mismo trabajo fuera pagado de forma igual, esto no es un ejercicio de justicia social.

En 1976, el salario mínimo alcanzó su valor más alto en la historia del país. Esto quiere decir que, de 1935 a la fecha, no existe un registro histórico donde el salario haya comprado más cosas con su valor que en ese año.

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Desde entonces (1976), el salario se ha depreciado 99.97%. Esto quiere decir que, desde ese año hasta la actualidad, el salario ha perdido casi todo su valor. Es decir, para que un obrero pudiera comprar lo mismo que compraba en 1976, el salario mínimo actual tendría que ser de $290.33 diarios.

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Así mismo, si hacemos la conversión del valor del salario mínimo a dólares, nos encontramos que el salario mínimo alcanzó su máximo histórico en 1981, al tener un valor de 8.03 USD, contra 4.09 USD al día de hoy (con un valor de $70.10, y una paridad de 17.15 pesos por dólar al día de hoy). Es decir, el salario mínimo vale la mitad en dólares de lo que valía en 1981.

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Lo que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos no dice, es que debido a las cartas-intención firmadas por México ante el Fondo Monetario Internacional en los 80’s (con las cuales se fue implementando y profundizando el modelo económico neoliberal), una de las condiciones para que el organismo diera los préstamos necesarios para salir de la crisis (que no sirvieron, de hecho, para sacarnos de ella) fue que hubiera una política salarial restrictiva, determinante para que el salario perdiera su poder adquisitivo. Es decir, que el sector obrero no pidiera aumentos salariales, o bien los que pidiera no excedieran la inflación, o bien el gobierno determinó aumentos fijos en los salarios mientras se liberalizaban los precios (entonces controlados por el gobierno, gracias a la gran cantidad de empresas paraestatales y de sectores de la economía que controlaba).

Aquí hago un paréntesis, para volver a explicar. El problema no fue que el gobierno controlara los precios, sino que estos se liberalizaron (es decir, se dejó al capricho de la oferta y la demanda, como parte de los compromisos asumidos en estas cartas-intención), mientras el salario permaneció controlado por el gobierno, con complicidad del sector obrero (entonces la CTM, ariete del PRI, tenía un gran poder para controlar a los trabajadores) y del sector “patronal” (o empresarial).

Esto fue institucionalizado en varias ocasiones: durante la firma del Pacto de Solidaridad Económica en 1987, por el entonces Presidente Miguel de la Madrid, y ratificado durante la firma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico, en 1992, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Y desde entonces no se han firmado más “pactos” para ratificar esta política salarial restrictiva, puesto que el gobierno ya lo asume como una doctrina y un libro de recetas a seguir.

La política salarial restrictiva no es fortuita: el sofisma neoliberal sostiene que la restricción del gasto gubernamental y el control de la inflación permiten tener un crecimiento económico sostenido. Nada más falso que esto. Desde 1982 (etapa del neoliberalismo mexicano), el crecimiento económico ha sido bastante mediocre, en ocasiones negativo, teniendo un promedio de 2.3% en todos estos años, contrario al 6.85% de crecimiento económico promedio de 1961 a 1981.

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Así, encontramos que la homologación del salario mínimo, en realidad, es una medida necesaria, pero a la vez cosmética, mediática, que no representa un beneficio real a los ingresos de los trabajadores. Para tener un impacto real en el ingreso, y realizar un ejercicio de justicia social, tendría que modificarse la política salarial restrictiva, medida únicamente posible con un cambio en la política económica implementada por el gobierno.

Así, es necesario abandonar el fracasado neoliberalismo, que sólo ha generado más hambre, pobreza, violencia, inseguridad y acrecentamiento de la brecha entre ricos y pobres. Sólo así podremos retomar el rumbo perdido desde 1982, y generar el cambio necesario e indispensable que requiere nuestro país.

Saludos. Dejen comentarios.

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