México S.A.

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Hola.

Tras la crisis económica de 1982, el gobierno de Miguel de la Madrid buscó refinanciar al país, y aconsejado por los tecnócratas recien llegados de Harvard acudió a los organismos leoninos financieros internacionales (el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial, BM) para refinanciar al país.

Así, se comenzó a aplicar el modelo económico neoliberal en México, privatizando cuanta empresa pública se encontraba al frente, a los costados y por detrás. Según Emilio Sacristón Roy, de 1982 a 1988 la desincorporación se dio como sigue: 294 liquidaciones y extinciones, 72 fusiones, 25 transferencias y 155 empresas vendidas al sector privado o al sector social (Sacristán Roy, Emilio. Las privatizaciones en México. http://www.economia.unam.mx/publicaciones/econunam/pdfs/09/04EmilioSacristan.pdf). La mayoría fueron filiales de Nacional Financiera y Somex, como Dirona, Dicona, Forjamex, Sosa Texcoco y Tereftalatos Mexicanos (ésta última, a un costo de 106 mdd).

En la segunda etapa (con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón), se vendió (entre lo más importante) Sidermex (que dividía la industria acerera en tres empresas: Altos Hornos de México, S.A., en 145 mdd; Fundidora Monterrey, S.A., liquidada, y Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, S.A. de C.V. dividida en dos: SICARTSA I y SICARTSA II, vendidas en 164 y 170 mdd); 18 bancos (10,000 mdd); Fertimex (que producía fertilizantes, a 317 mdd); Telmex (2,085 mdd); Imevisión (convertida en TV Azteca, a 650 mdd); Ferrocarrilles Nacionales de México (2,000 mdd); 35 aeropuertos (450 mdd por 15% del capital social); Mexicana de Aviación (165 mdd); Aeroméxico (249.1 mdd); Satmex (625 mdd por el 75% de la empresa); Luz y Fuerza del Centro (extinta y el capital social transferido a CFE), DINA, y la lista es interminable.

Sin embargo, más que privatizaciones fueron repartos de acciones entre socios y amigos, pues los beneficiados fueron amigos o socios de los entonces presidentes y políticos en turno. Sin embargo, lo grave es que esas acciones fueron por ramos económicos completos, de tal forma que el monopolio que tenía es Estado sobre ciertos sectores de la economía siguió siendo monopolio, pero ahora en manos privadas.

También hubo quiebras y malas administraciones. En esos casos, hubo sectores donde hubo rescates (como en el sector carretero o banquero), pero no así en los demás. Por ejemplo, Fertimex fue despedazada en su proceso de privatización en unidades y plantas, la industria desapareció al cabo del tiempo, y los fertilizantes actualmente se importan. Lo mismo con Mexicana: no pasaron ni 4 años de su privatización, y actualmente está quebrada y con una incertidumbre respecto a su futuro.

Sin embargo, regularmente este reparto de acciones entre socios y amigos va acompañada de las mal llamadas reformas estructurales, que no es otra cosa que cambiar la ley para beneficiar a la mano invisible, y al capital privado. Así, en 1992 se modificó el artículo 27 constitucional, y se desapareció el ejido como forma de organización social y agraria. Eso explica el porqué se abandonó el campo, y esos campos llenos de maíz ahora son unidades habitacionales a lo largo y ancho del país.

Así, tras asumir el poder, Enrique Peña Nieto ha comenzado una agresiva política reformadora y privatizadora que busca terminar con toda injerencia estatal en la economía. Liberalizar cuanto pueda, en el menor tiempo que pueda. Y así llegó la reforma laboral (que vulneró los derechos de los trabajadores tras décadas de muertos y conquistas), la reforma educativa (que privatizó de facto la educación al dejar a la escuela pública a su suerte); la reforma en telecomunicaciones (que deja entrar al capital privado extranjero al ramo, cuando antes estaba impedido); y viene en curso la reforma financiera (que busca darle mayor poder a los bancos y empresas de crédito, por encima del consumidor), la reforma energética (que busca la privatización de la industria petrolera) y la reforma fiscal (que busca el aumento del IVA del 16 al 21%, homologando los productos que actualmente el impuesto).

Sin embargo, la experiencia muestra que las futuras privatizaciones que se planean hacer y las reformas estructurales no benefician en nada al Pueblo: el consumidor queda desprotegido ante los abusos de las grandes empresas; las empresas fijan todas las condiciones del mercado, incluyendo precios; el país pierde día con día el control sobre su economía, estando sujeta a los caprichos del mercado y la voluntad de los inversores (sobre todo extranjeros); y lo más importante: se pierde soberanía, autosuficiencia y control sobre nuestro destino.

Sin embargo, la tendencia es que las últimas acciones serán repartidas (en el sector petrolero y eléctrico) a amigos nacionales y extranjeros, pues la población está inmersa en el país jodido y feliz que Televisa les ha interiorizado durante décadas, y cuyo patrimonio no les interesa defender “al fin que mientras yo esté bien, que chingue a su madre el mundo”.

Lo malo es que los dueños de México S.A. se seguirán enriqueciendo, mientras que el resto de la población seguirá sufriendo los estragos de éstas políticas rapaces y voraces, que no se detendrán hasta terminar con lo último que puedan sacar de éste país.

Saludos. Dejen comentarios.

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