El golpe

Hola.

Hay ocasiones en las que decir “te lo dije” es gratificante, pero en otras es incómodo, insatisfactorio, doloroso. Y esta es una de ellas.

En los últimos tres años, escribí diversos textos sobre la gran amenaza retrógrada que se cernía sobre América Latina y los gobiernos progresistas que existían en la región (El fantasma, Plan Condor reloaded, El complot y El circo de varias pistas) por parte de la política intervencionista de Washington, que cada vez se ha hecho más evidente en los últimos años.

Había muchas y evidentes muestras de que Estados Unidos se había propuesto recuperar la influencia política y económica que había perdido en la región, mediante un gran plan de financiamiento de Washington y los grandes organismos internacionales, destinado a las diferentes derechas de cada país, las oligarquías locales y los medios de comunicación a su servicio.

Cabe señalar que, Barack Obama, ha sido el presidente más bélico e intervencionista que ha habido en Estados Unidos en mucho tiempo, incluso más que George W. Bush, pues en su haber tiene guerras y/o bombardeos en Afganistán, Libia, Somalia, Pakistán, Yemen, Irak y Siria, además de la desestabilización en Ucrania, el financiamiento de Daesh (ISIS o Estado Islámico), y las más recientes intervenciones políticas en países de América Latina, desde México hasta la Patagonia.

Sin embargo, tras una serie de golpes o intervenciones fallidos (que podemos considerar desde el Golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002 hasta los disturbios de 2014 en Venezuela encabezados por Leopoldo López, y que enumero en El circo de varias pistas), en los últimos seis meses, Washington ha conseguido avanzar en su plan de reconquista de América Latina.

Así, la primera victoria contra los gobiernos progresistas de la región en noviembre de 2015 en Argentina, cuando el empresario neoliberal Mauricio Macri venció al kirchnerismo en una segunda vuelta electoral muy cerrada, con Grupo Clarín apoyando abiertamente al candidato presidencial derechista. El resultado 6 meses después de haber asumido el poder: 45 mil despedidos en el sector estatal, y 85 mil en el sector privado, y una serie de políticas que han ido reestableciendo el neoliberalismo en Argentina.

Un mes después, Washington obtuvo su segunda victoria en contra de los gobiernos progresistas de la región. La derecha venezolana logró el control de la mayoría del congreso, donde el partido gobernante, el PSUV, quedó relegado a una minoría, existiendo una gran campaña de odio y manipulación apoyada en grandes corporativos mediáticos como Globovisión, Venevisión y Televen previo a las elecciones legislativas de diciembre de 2015. Como resultado, Henry Ramos Allup asumió la Presidencia del Congreso, desde donde se ha intentado hasta el momento, sin éxito, destituir a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República, así como intentar desmantelar el Estado Social de la Revolución Bolivariana, reprivatizar bienes públicos, y reimplementar el neoliberalismo en Venezuela. Sin embargo, el riesgo sigue latente.

Poco a poco, de forma silenciosa como un cáncer, sigue avanzando el intervencionismo estadounidense en América Latina, utilizando a las instituciones del Estado, así como los marcos jurídicos vigentes, para consolidar su dominio e influencia en la región. En los días pasados, se consumó el golpe parlamentario contra la Presidente Dilma Rousseff en Brasil, país clave y elemental de lo que significó la transición a los gobiernos progresistas de América Latina en la década pasada.

En una de las que resulta una de las ironías más grandes de la Historia, la Presidente Rousseff fue acusada de realizar actos de corrupción no comprobados, y destituida por ello de su cargo (en el cual fue reelecta democráticamente por la mayoría de los brasileños) por diputados de oposición derechistas, muchos de ellos acusados de corrupción comprobada (y con fuero constitucional), acompañados de corporativos mediáticos como O Globo, repitiendo y reescribiendo la historia ya descrita de Argentina y Venezuela.

Así, tras la destitución de Dilma, Michel Temer (el vicepresidente de Brasil) asumió el poder hasta por 180 días de forma interina, tiempo en el que el congreso decidirá si Dilma es destituída definitivamente o no (lo cual, dadas las circunstancias actuales, es muy probable, casi un hecho).

Así, tras asumir el poder, las primeras acciones anunciadas y algunas ya concretadas de Temer han sido encaminadas a restaurar el neoliberalismo en Brasil, y desmantelar el Estado Social construído durante las gestiones de Lula y Dilma.

¿Qué tienen en común estos tres procesos políticos y sociales?

  1. Campañas de desprestigio permanente en los grandes corporativos mediáticos, acentuados antes de elecciones parlamentarias y/o presidenciales;
  2. Financiamiento de las derechas de cada país por parte de las oligarquías locales, los grandes corporativos trasnacionales, los grandes organismos internacionales y/o Washington;
  3. Avance y triunfos importantes de la derecha, obtención de mayorías parlamentarias y/o alternancia política presidencial;
  4. Si el triunfo fue legislativo, boicot y contrarreformas a los procesos progresistas o, si el triunfo es en el ejercicio del poder presidencial, desmantelamiento acelerado del Estado Social, y reimplementación del neoliberalismo; y
  5. Derrocamiento de los gobiernos democráticamente electos por vías legaloides, pero con “legalidad” y “apego a derecho”.

Así, el triunfo de la derecha en Venezuela no es frenar la “carestía” existente (producto del acaparamiento que hacen las grandes empresas), ni en Argentina fue “acabar con la corrupción de los Kirchner”, ni en Brasil “acabar con la corrupción de Dilma”. El fin último, y el transfondo real, es la reimplementación de las políticas económicas neoliberales en la región, ampliar el intervencionismo de Washington en América Latina, y la llegada al poder de gobiernos satélites, con Congresos y/o Presidentes a modo, para evitar cualquier intento por restaurar el Estado Social de los gobiernos progresistas anteriores, pues finalmente estos contravenían y estorbaban a la instauración del Nuevo Orden Mundial que, desde hace algunas décadas, quiere imponer Estados Unidos en todo el planeta.

Así, se complica aún más el panorama para los gobiernos progresistas de la región. Venezuela sigue en vilo, y Ecuador tiene una vulnerabilidad latente tras el terremoto que impactó aquel país hace algunas semanas.

Peor aún, el panorama para México es sumamente complicado, pues si en ya dos ocasiones anteriores impidieron la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder (una Izquierda que no es Izquierda, pero que es una solución temporal alterna al régimen priísta neoliberal mientras llega una opción de verdadera Izquierda al país), y donde según diversas encuestas podría ser el próximo Presidente de México en 2018 (encuestas que desde mi punto de vista están infladas, y con una intencionalidad perversa detrás), es obvio que no lo dejarán ser presidente (por tercera vez), a menos que haya negociado la Presidencia a cambio de mantener el modelo económico neoliberal, o le impongan un Congreso de derecha (escenario cercano a Venezuela o Brasil) para provocar una inactividad, y así seguir el script de Brasil.

Se ha complicado mucho el escenario para la Izquierda latinoamericana, y temo que Brasil no será el último gobierno progresista en ser derrocado por la vía legaloide. Y la experiencia dice (y se ha confirmado) que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.

Saludos. Dejen comentarios.

El circo de varias pistas

Hola.

Los circos de varias pistas tienen una característica fundamental: que en un mismo momento, varios espectáculos son presentados para, por una parte, crear un espectáculo integral para los asistentes al circo pero, por otra parte, al distraer al espectador entre los distintas pistas que tiene el circo con el fin de que le resulte difícil concentrarse al espectador y no centre su atención en un sólo punto.

Lo mismo sucede actualmente en América Latina, en el plano político. Los mismos intereses de siempre por controlar a la región y a sus recursos naturales, encabezados por las grandes empresas trasnacionales, Washington y los grandes organismos financieros internacionales: FMI, BM y OCDE, montaron una estrategia desde hace ya algunos años con el fin de detener los grandes avances que ha tenido la región en materia de desarrollo e independencia económica, gracias a una oleada de gobiernos progresistas que comenzaron a gobernar en Latinoamérica apenas comenzado el Siglo XXI, y que lo hicieron con total independencia de USA e ignorando las “recomendaciones” del Fondo Monetario Internacional.

Así, al ver en grave riesgo su control político y económico de la región, USA comenzó a operar esta estrategia con el apoyo incondicional de la derecha latinoamericana, de tal forma de reencausar y reimplementar el neoliberalismo en los países de la región. La primer estrategia adoptada fue la organización de golpes blandos y duros en contra de los gobiernos de Izquierda electos democráticamente por sus ciudadanos. Así, podemos encontrar distintos momentos de la historia reciente de la región donde se han hecho presentes estos acontecimientos:

  • Golpe de estado contra Hugo Chávez, Venezuela, 2002;
  • Fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador, México, 2006;
  • Movimiento separatista contra Evo Morales, Bolivia, 2009;
  • Golpe de estado contra Rafael Correa, Ecuador, 2010;
  • Golpe de estado contra Manuel Zelaya, Honduras, 2010;
  • Fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador, México, 2012;
  • Golpe de estado contra Fernando Lugo, Paraguay, 2012;
  • Movimientos de desestabilización contra Cristina Fernández, Argentina, 2012;
  • Movimientos de desestabilización de Henrique Capriles durante las elecciones presidenciales contra Hugo Chávez, Venezuela, 2012 y 2013;
  • Protestas y disturbios de la derecha contra Dilma Rousseff, Brasil, 2013;
  • Disturbios encabezados por Leopoldo López tras la muerte de Hugo Chávez, Venezuela, 2014;

Al respecto, cabe señalar que ya hace algún tiempo, en abril de 2013, en el texto “El fantasma” (https://www.hglc.org.mx/2013/04/19/el-fantasma/), haciendo un recuento y una reflexión sobre los recientes acontecimientos de desestabilización hacia gobiernos de Izquierda en América Latina, escribí:

Oscuros nubarrones se miran en el horizonte latinoamericano, una vez que la maquinaria en Washington se ha puesto en marcha nuevamente, y tienen como finalidad la reimplantación del neoliberalismo (en aquellos países que ya tienen su propio rumbo) ya sea por la vía democrática o violenta, profundizarlo en aquellos donde tienen gran injerencia (como México), y continuar el saqueo que durante poco más de dos siglos han venido realizando en contra de los latinoamericanos.

Nuevamente, en junio de 2013, en el texto “Plan Condor Reloaded” (https://www.hglc.org.mx/2013/06/23/plan-condor-reloaded/), dentro del contexto de las exageradas protestas contra Dilma Rousseff en Brasil, durante la celebración de la Copa FIFA Confederaciones 2013, volví a advertir:

[…] Estamos ante un escenario más de desestabilización provocada por la derecha en un país progresista, y con un claro intervencionismo desde Washington. La cobertura mediática que han tenido las manifestaciones por parte de las grandes cadenas televisivas privadas (y que responden a esos mismos intereses) dejan al descubierto el intento de USA de recuperar, ya sea por la vía “pacífica” electoral, o por la violencia, el control sobre la región.

En febrero de 2014, volví a escribir sobre el tema en “El complot” (https://www.hglc.org.mx/2014/02/17/el-complot/), durante los disturbios ocurridos en Venezuela, encabezados por Leopoldo López, con el fin de desestabilizar al gobierno de Maduro:

Si bien es cierto que existen problemas en los países antes mencionados, tampoco podemos ser ilusos y no observar que estos brotes “espontáneos” tienen un patrón común y modus operandi de estas manifestaciones: gobiernos emanados de la Izquierda; hechos violentos en la primera de las marchas que desencadenan en muertos, con la participación de mercenarios infiltrados y entrenados, después de lo cual se convocan a manifestaciones más y más numerosas que suelen terminar en disturbios (quema de negocios y automóviles, enfrentamientos muy violentos con la policía), que desencadenan en represión y van haciendo subir más la tensión social y encienden los ánimos, convirtiéndose en un círculo vicioso.

A pesar de todo, esta estrategia de los golpes blandos y duros adoptada por USA por medio de su brazo ejecutor, la CIA, para desestabilizar a los gobiernos progresistas de América Latina en las primeras décadas del siglo XXI, fue completamente fallida, puesto que lejos de generar un clima de animadversión en contra de los gobiernos establecidos, hacia el interior generaron mayor respaldo popular y apoyo sin precedentes, moral y electoralmente. Sin embargo, hacia el exterior de esos países, la maquinaria mediática desinformativa de empresas como CNN, o Televisa y TV Azteca en México, generaron una imagen distorsionada de la realidad a una opinión pública que no conoce los procesos internos de dichos países y que, al conocer únicamente su realidad inmediata, la de su propio país, sobre todo en lugares como el nuestro, donde la derecha oprime en lo económico y reprime a los movimientos que existen, generó una simpatía desinformada hacia estos “movimientos sociales” de la derecha alienada a los intereses estadounidenses.

Pero para cambiar las cosas al interior de los países (que es donde realmente importa), hay que generar simpatías hacia la disidencia, no fomentar su rechazo. Así, hubo un cambio en el diseño y aplicación de la estrategia, y esta fue financiar a los grupos opositores y a la derecha de cada uno de los países con el fin de recuperar por la misma vía por la que perdieron su control, poder y dominio en la región, la vía electoral.

Esta estrategia ya tuvo sus frutos. El pasado 22 de noviembre, en una segunda vuelta muy cerrada entre el candidato oficial (heredero del Kitchnerismo y representante de la Izquierda) Daniel Scioli, y el candidato de una coalición de partidos de derecha (y menemista, además) Mauricio Macri, este último gana la Presidencia de la República por cerca de un punto porcentual.

Desde antes de tomar el poder, la prepotencia y arrogancia de Macri ya se ha hecho sentir, pues ha anunciado la desaparición de varios programas que venía implementando el gobierno argentino hacía algunos años, anunciando reformas económicas que vislumbran un regreso hacia el neoliberalismo en Argentina, y que además ha tratado con un brutal desprecio a la todavía Presidente Cristina Fernández. El último desplante fue apenas ayer, donde el presidente electo ha decidido unilateralmente que el traspaso de poderes sea en la Casa Rosada (la residencia oficial en Argentina), y no en el Congreso, como marca la constitución argentina, lo que representa una violación a la Carta Magna de ese país.

Sin embargo, la misma estrategia (y el contagio natural, además, de los procesos políticos y sociales que existe en los grupos de humanos) ha sido adoptada en Venezuela. Con una campaña sin precedentes, llena de mentiras y odio, la derecha venezolana ganó ayer la mayoría de las curules de la Asamblea Nacional al partido gobernante, el PSUV.

Más allá de la recomposición que muestra la derecha latinoamericana en estos procesos, y de lo peligroso que puede ser para otros países con gobiernos progresistas este gran retroceso hacia el neoliberalismo en algunos países de la región que ya se habían librado de él, lo cierto es que existen grandes indicios de que la mano que mece la cuna, USA, ha tenido una participación relevante en el vuelco latinoamericano repentino hacia la derecha. Y además, ha ganado dos países estratégicos dentro de la conformación del bloque latinoamericano anti-imperialista que se había agrupado en los últimos años.

Este golpe a los gobiernos progresistas de Argentina y Venezuela implica, además, una situación de riesgo por el contagio hacia otros países: Brasil, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, principalmente. Y pone en riesgo, además, la posibilidad de un cambio de modelo económico en México al fortalecer a los grupos de derecha mexicanos inmersos en el PRI, PAN y PRD.

En este circo de varias pistas que representa América Latina, es necesario estar muy atentos de cada uno de los procesos que acontecen en los países de la región, pues lo que sucede en uno contagia al otro. Y sería lamentable que varios países que han tenido un desarrollo económico y social en la última década, retornen al neoliberalismo por los propios intereses de las oligarquías locales y de unos cuántos y, por la otra, en este contagio que se da entre países de la región, condenen a México a 6 años más de neoliberalismo.

Lo peor que le podría suceder a América Latina es el retorno del neoliberalismo, y el retorno del control geo-político de la región por parte de USA. Porque una vez que retornen el neoliberalismo y la derecha al poder, ni a chingadazos se los quitan. Que América Latina se vea en el reflejo de un espejo llamado México, y al neoliberalismo y la derecha encarnada en el poder, en el PRI. Así de lamentable y trágico puede ser su destino.

Saludos. Dejen comentarios.

Diferencias abismales

Hola.

Tras la crisis económica de 2008, y después de los despidos masivos, los desalojos de viviendas (en España les llaman desahucios), y la ineptitud del gobierno para enfrentar la crisis, surgió un movimiento denominado el #15-M, que sacó a las calles a la clase media (pero no sólo a ella) para exigir a la clase política que resolviera el grave problema del que España, por cierto, aún no se recupera. Los medios de comunicación les llamaron los indignados, e hicieron una demostración de fuerza inusitada en el país Ibérico, que rebazó a los partidos políticos y que permitió, posteriormente, conformar una opción alternativa al bipartidismo que venía gobernando en España desde el Pacto de la Moncloa, encabezado por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

De este movimiento de “indignados” surgió Podemos, un partido político encabezado por Pablo Iglesias, que fue la opción alternativa que comenzó a consolidarse en España. De rápido crecimiento, Podemos comenzó a ganar espacios en la opinión pública, así como simpatías. Hace algunos días, Podemos triunfó en varios ayuntamientos en España, rompiendo la hegemonía del bipartidismo español, y convirtiéndose en un serio aspirante a obtener la Presidencia Española.

El caso de Podemos en España no es el único. Hace algunos meses, en Grecia, y tras el descalabro económico que también tuvo lugar en 2008, la Coalición de la Izquierda Radical Syriza ganó la Presidencia del país helénico. Este triunfo también fue sorpresivo para muchos, aunque explicable. Y en algunos meses que ya lleva la coalición gobernando, ha realizado un viraje en la política económica, ha reestructurado su deuda, y Grecia se perfila hacia un camino más próspero y fuera de la crisis que lo azotó.

Existen varios motivos por el que muchas personas se han sorprendido del triunfo de Syriza y Podemos, dado que estos triunfos han sido en países europeos, que habían tenido una larga tradición socialdemócrata tras la caída del Muro de Berlín, donde el socialismo vuelve a agarrar fuerza tras la declaratoria del “Fin de la Historia” hace 25 años, y que ha marcado un necesario viraje en la política económica neoliberal que venían arrastrando por años.

Sin embargo, ese viraje ya se dió por lo menos hace una década en América Latina, con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, el de Rafael Correa en Ecuador, el de Evo Morales en Bolivia, el de los Kichtner en Argentina, y con Lula en Brasil. En México, el fraude electoral de 2006 impidió ese avance, aunque desde antes y aún ahora la ciudadanía viene manifestando un hartazgo por la política económica neoliberal, que cada día nos empobrece más, y por el autoritarismo que ha significado el PRI en estos 3 años de gobierno de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, en muy pocas ocasiones, ese hartazgo ha beneficiado a verdaderas opciones alternativas, y simplemente ha generado una alternancia entre derechas.

El caso de Vicente Fox en el año 2000 es el caso más emblemático al respecto, pero no el único. El traspaso de la Presidencia de la República del PRI al PAN solamente significó una alternancia política, pero una continuidad en el modelo económico. No sólo eso: Vicente Fox y Felipe Calderón profundizaron el modelo económico neoliberal, antes de regresar la Presidencia de la República al PRI, encabezada ahora por Enrique Peña Nieto.

La llegada de los mal llamados candidatos independientes ha venido a fortalecer el espejismo, la utopía, de que las cosas podrán cambiar a partir de estas figuras “novedosas” de la política mexicana, puesto que lo de independientes sólo existe en la figura legal y en el membrete, pero de ninguna forma representan una independencia respecto a ciertos poderes fácticos o económicos que impulsan a estos candidatos.

Ejemplo de esto es Jaime Heliódoro Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, quien podría convertirse en el primer candidato independiente en gobernar Nuevo León. Bien dice el dicho que dime con quién andas, y te diré quién eres. “El Bronco” es un político ex-priísta que durante mucho tiempo aspiró a gobernar Nuevo León. En esta última elección, impusieron en su partido a Ivonne Álvarez, una conductora de televisión sin gran trayectoria política (ni capacidad intelectual). Así, tras no quedar electo como candidato de su partido, mediante la figura del candidato independiente, logró aspirar a ser candidato, y está a punto de ganar la elección. Sin embargo, debido a sus antecedentes políticos, es fácil imaginar que no existirá un gran cambio en la forma y fondo de hacer política en ese estado. Habrá ganado un candidato independiente de membrete.

Otro caso, que podría considerarse cercano, pues atañe al Estado de Hidalgo, es el caso de Antonio Mota, candidato a Diputado Federal por Pachuca. Candidato independiente también de membrete, se le ha acusado de estar muy cerca del Grupo Universidad y de su principal dirigente, Gerardo Sosa Castelán (de quien se ha hablado mucho en este blog), y que hasta el momento ni se ha deslindado de dichos señalamientos, ni tampoco lo ha desmentido. Aunque no existen posibilidades reales de que Mota pueda ganar la elección, es cierto que tampoco representa una alternativa distinta a lo que existe en el Estado de Hidalgo.

Si bien es cierto que no todos los candidatos independientes tienen detrás un gran poder económico o fáctico detrás de ellos, lo cierto es que, hasta el momento, sólo los que cuentan con este tipo de apoyos son los que tienen posibilidades reales de ganar.

En cuanto a los partidos políticos, si bien es cierto que han perdido su legitimidad y credibilidad, existen candidatos que valen la pena, y que pueden representar algo distinto. Me viene a la mente Enrique Alfaro, candidato a la Presidencia Municipal de Guadalajara, Jalisco, por Movimiento Ciudadano; Amílcar Sandoval, candidato a Gobernador de Guerrero, por MORENA; David Razú, candidato a Jefe Delegacional en Miguel Hidalgo, Distrito Federal, por el PRD; o en el caso de Hidalgo, Armando Azpeitia, candidato a Diputado Federal por Ixmiquilpan; y Cristina de la Concha, candidata a Diputada Federal por Tulancingo, ambos de MORENA.

Sin embargo, estos personajes no representan la generalidad de los partidos. Y aunque MORENA generó muchas expectativas en su creación, se ha generado un desánimo entre compañeros que cuestionan la verticalidad de la organización, la falta de democracia al interior, el hecho de que sólo se reciben instrucciones, donde el análisis y la discusión están nulificadas, y donde las decisiones e imposiciones recaen y las decide Andrés Manuel.

MORENA pudo haber generado, y pudo haber tenido el papel que tuvo el Movimiento al Socialismo en Venezuela con Chávez, la Alianza País en Ecuador con Correa, el Partido del Trabajo en Brasil con Lula, Syriza en Grecia y Podemos en España, lo cierto es que hoy está muy lejos de ello, pues esos movimientos lograron triunfar, efectivamente, por la presencia de un gran líder, pero también gracias a una organización viva, consciente e incluyente, no sectaria ni dogmática, que logró arrastrar al resto de la población, y que ubicó en las clases medias el triunfo.

MORENA pudo ser y no lo es. No pudo o no supo estar a la altura de lo que México necesita. Quedó sólo como la promesa de la Tierra Prometida, antes de ser condenados a vagar 40 años en el desierto. Y eso marca diferencias abismales con respecto a los otros partidos, organizaciones y dirigentes, que supieron estar a la altura del momento histórico que les tocó vivir en sus respectivos países. Así, el cambio que México necesita no vendrá por esa vía, sino por una distinta, que aún está por emerger.

Sin embargo, mientras ese día llega, no podemos (ni debemos) anular el voto, o abstenernos. Eso sólo permite que el estado actual de las cosas se mantenga. Votemos perfiles y candidatos, no colores, filias o dogmas. Sin embargo, no hay que conformarnos con las instituciones partidarias que nos mal representan. Aunque fracasemos una y otra vez, tenemos que intentarlo hasta construir la organización que requiere el país. Tenemos que aprender de nuestros errores, y no repetirlos.

Días difíciles están por venir. Sin embargo, no todo es sombrío. La esperanza se asoma al horizonte, y estamos trabajando para transformar el estado actual de las cosas. No será en vano la lucha. Lograremos materializar y consolidar nuestros ideales, y venceremos. Que de eso no quepa la menor duda.

Saludos. Dejen comentarios.

Peligrosa provocación

Hola.

No es un secreto que USA tiene una crisis económica desde hace poco más de 5 años, que ha sido acompañada de una gran recesión a escala mundial. Tampoco es un secreto que USA generalmente, para levantar su economía, depende de las guerras y su industria armamentista.

Así, desde hace algún tiempo USA y Occidente están en la búsqueda constante de materias primas y energéticos, así como de motivos constantes y a veces ridículos para hacer guerras, con el fin de imponer el modelo económico que los beneficia, el neoliberalismo. De esta manera, ha generado las guerras necesarias en Afganistán, Irak, y Libia, bajo la ficticia amenaza terrorista o el “amenazante peligro” a la democracia occidental, resultando “dictadores dantescos” derrotados, y en jugosos negocios en petróleo, gas natural, minería y recursos naturales vastos, por mencionar algunos beneficios.

En otros lugares, como México o Colombia, los beneficios a USA y Occidente han llegado gracias al expléndido entreguismo que han mostrado los líderes de estas naciones con los países desarrollados y sus empresas trasnacionales, abriendo sus mercados indiscriminadamente y, en el caso de que la ley local lo impida, realizan las “reformas estructurales” necesarias para el convite del capital privado nacional y extranjero.

Pero la amenaza bélica hacia naciones no alineadas al régimen mundial se ha extendido al menos y para Mali, Siria, Irán, Brasil, Venezuela y Ucrania, convirtiéndose en una política general de desestabilización, invasión e intervencionismo unilateral, inducida y dirigida por USA, y secundada por Europa.

En Mali, la intervención francesa que ahí reside desde 2013 busca el control de las regiones de yacimientos de uranio; en Siria, un régimen democrático dirigido por Bashar Al Assad y mediáticamente manipulado como una gran tiranía, ha generado una guerra civil desde hace poco más de 2 años gracias a la intervención de un grupo de mercenarios financiados por USA y la OTAN conocido como “Ejército Sirio Libre”, y que busca el control del petróleo y el gas natural de la región; en Irán, la inexistente construcción de armas de destrucción masiva ha sido el pretexto para que USA e Israel busquen la invasión a toda costa, sin gran éxito entre la comunidad internacional, pero que la finalidad es el control de los yacimientos de petróleo y gas natural; en Brasil, la “oposición” al Mundial de futbol ha desencadenado en violencia y disturbios en manifestaciones convocadas por la derecha con el fin de desestabilizar política y económicamente al país, fracturando así al BRICS (uno de los grandes polos económicos mundiales, junto a USA, la Unión Europea y China); y en Venezuela, brotes desestabilizadores similares a los de 2002 y con el mismo modus operandi en contra del mismo régimen no alineado a los intereses estadounidenses y europeos (el chavismo) ha sido el pretexto para intentar desestabilizar a una de las economías más sólidas y estables del continente, y obtener el petróleo directamente y sin intermediarios, es decir, sin que el gobierno venezolano intermedie.

Caso similar es el ucraniano. Tal cual ha sido el guión norteamericano de desestabilización y provocación en los países antes mencionados, la derecha ucraniana (como todas las derechas en el mundo: entreguistas, mercenarias y alineadas al interés estadounidense) convocó a una serie de manifestaciones para exigir a su gobierno que echara atrás su intención de salirse de la Unión Europea. La exigencia en la calle pasó a la provocación, de la provocación a la violencia, de la violencia al disturbio, y del disturbio a la desestabilización.

Acompañada de un grupo de mercenarios y provocadores profesionales, la derecha ucraniana centró su plan en derrocar al gobierno en turno, siempre de la mano con los intereses estadounidenses y occidentales. Y tras varias semanas, lograron que el gobierno encabezado por Viktor Yanukóvich dimitiera, acompañado de una gran campaña mediática de desprestigio internacional. Sin embargo, y para sorpresa de propios y extraños, el gobierno de Ucrania fue asumido por un líder neonazi, Oleksandr Turchynov, y respaldado por USA y la Unión Europea.

Sin embargo, con el precedente existente en torno al escudo de misiles de la OTAN anti-ruso por toda Europa, la inminente amenaza que representa la posición pro-europeísta de Turchynov, la amenaza a los rusos residentes en Crimea y el este de Ucrania, y la representatividad estratégica geopolítica de Ucrania para los intereses políticos, económicos y comerciales de Rusia en el Mar Negro y en la región, Rusia ha decidido realizar maniobras y movimientos militares en la región que, actualmente y hora tras hora, van configurando de manera creciente una guerra próxima.

La peligrosa provocación que USA y Occidente han hecho a Rusia gracias a su intervencionismo en Ucrania, ha reavivado las tensiones ya añejas de la Guerra Fría, y han dejado de manifiesto la posibilidad de un conflicto a gran escala que pudiera ser en inicio de la Tercera Guerra Mundial, en la cual USA tendría su anhelada guerra, pero pondría en riesgo la existencia misma de la Humanidad.

En ese sentido, existen dos escenarios posibles: un conflicto local, entre Rusia y Ucrania, el cual sería indeseable pero el mejor escenario; o bien la intervención de USA y Europa, el cual desencadenaría en otros conflictos locales donde actualmente existen distintas tensiones ligadas entre sí (como entre China y Japón, Corea del Norte y Corea del Sur, Irán e Israel, Turquía y Siria, Egipto y Sudán, Chad y Mali, por mencionar algunos) y que, dichas tensiones harían que cada beligerante tomara partido en favor de unos y otros, y detonaría la Tercera (y tal vez última) Guerra Mundial.

La paz en el mundo pende de un hilo, y el destino de la Humanidad también, y las horas próximas serán cruciales. Ya en 1962 estuvimos al borde de una guerra nuclear que hubiera acabado con todo, y que gracias a la responsabilidad y el estadismo de Kennedy y Kruschev la Humanidad pudo seguir adelante. Ojalá Obama y Putin tengan la misma altura, aunque por lo visto, son un par de provocadores peligrosos e irresponsables que ponen en juego y en riesgo a la Humanidad y su destino.

Saludos. Dejen comentarios.

El complot

Hola.

En 2002 en Venezuela, donde un grupo de la oligarquía venezolana conformado por FEDECÁMARAS, Empresas Polar, Radio Caracas Televisión (RCTV), Venevisión, Globovisión, y funcionarios de las embajadas de USA y España en dicho país, impulsaron un gran golpe de Estado en contra del presidente Hugo Chávez, acompañado de una gran manipulación mediática internacional encabezada por CNN, y replicada por distintos medios de comunicación afines a lo largo y ancho del mundo. El golpe fracasó, pero no así la intencionalidad.

Después de esto, Hugo Chávez se enfocó en profundizar el Socialismo del Siglo XXI, obteniendo un gran apoyo y respaldo popular (que ya tenía cuando fue conspirado el golpe de Estado), y que le permitió reelegirse como presidente en 2007 y 2013, marcando un gran precedente de respaldo a la Revolución Bolivariana. En 2013, víctima de un cáncer muy agresivo, Hugo Chávez falleció, no sin antes indicar que su sucesor debía ser Nicolás Maduro, entonces vicepresidente de Venezuela. Con todo el respaldo del PSUV, Maduro ganó la elección presidencial por un estrecho margen. Henrique Capriles, candidato opositor de la derecha, desde la campaña y después, existía el interés por parte de la derecha venezolana de desestabilizar al gobierno en turno.

El pasado 12 de febrero, manifestaciones en contra de la inseguridad en distintos estados de Venezuela terminaron con un saldo de tres muertos. Desde entonces, existe una gran campaña mediática impulsada por CNN (televisora estadounidense) y NTN 24 (televisora colombiana) generando un ambiente de agitación encabezado por Leopoldo López, acompañado de bots en redes sociales impulsando un “gran movimiento” en contra del régimen “dictatorial” y “autoritario” de Nicolás Maduro.

Sin embargo, fotografías de supuestos estudiantes aprehendidos en las calles de Caracas vislumbran la posibilidad de halcones infiltrados desde la primera manifestación y no sería descartable que estos mismos halcones hayan sido los autores de los asesinatos a estudiantes. Más aún, después de que fue revelado por parte del gobierno venezolano que estos halcones fueron entrenados en México, en un plan llamado Fiesta Mexicana, a lo cual el gobierno mexicano ha guardado silencio. No es descartable esta hipótesis, ya que existen precedentes de injerencismo (sobre todo de USA) mediante el Plan Cóndor en América del Sur en la década de los 60’s, 70’s y 80’s, y cuyos desestabilizadores eran entrenados en la llamada Escuela de las Américas, que en ese momento tenía sede en las cercanías del Canal de Panamá, en la cual la CIA (Central de Inteligencia Americana) era la encargada de reclutar, entrenar y fijar objetivos, y que distintos personajes latinoamericanos fueron partícipes (incluídos presidentes surgidos de golpes de Estado militares).

En este sentido, cabe señalar que Venezuela no es el único país que se ha visto sujeto a desestabilización política por parte de intereses ajenos, que apuntan directamente a USA por medio de su brazo ejecutor tradicional: la CIA. Aunque pareciera que son hechos e incidentes aislados y locales, Ucrania y Brasil han compartido (junto con Venezuela) manifestaciones en contra del gobierno en turno exigiendo cosas distintas.

Si bien es cierto que existen problemas en los países antes mencionados, tampoco podemos ser ilusos y no observar que estos brotes “espontáneos” tienen un patrón común y modus operandi de estas manifestaciones: gobiernos emanados de la Izquierda; hechos violentos en la primera de las marchas que desencadenan en muertos, con la participación de mercenarios infiltrados y entrenados, después de lo cual se convocan a manifestaciones más y más numerosas que suelen terminar en disturbios (quema de negocios y automóviles, enfrentamientos muy violentos con la policía), que desencadenan en represión y van haciendo subir más la tensión social y encienden los ánimos, convirtiéndose en un círculo vicioso.

En Ucrania el pretexto fue la negativa a incorporarse a la Unión Europea (contraviniendo los intereses de los propios europeos y USA, quienes ven un riesgo en la conformación de la Unión Euroasiática como un bloque económico antagonista); en Brasil el pretexto fue un tanto ridículo: la celebración de la Copa Mundial de Futbol de la FIFA en 2014; y en Venezuela la inseguridad. Y si observamos la primavera árabe de 2011, encontraremos un factor en común: la desestabilización de gobiernos no afines a los intereses estadounidenses y europeos.

Así, en Libia (a partir de “manifestaciones estudiantiles pacíficas”) se gestó una invasión que terminó con el régimen de Muammar Al Gaddafi (que también socavó uno de los mayores índices de bienestar que existía en el mundo) por el petróleo. En Siria, la lucha entre el gobierno de Bashar Al Assad y los mercenarios de la CIA ha cumplido ya dos años, y es también por petróleo y gas natural. En Ucrania, es por la incorporación a la Unión Europea, de la cual muchos saldrían beneficiados (menos los ucranianos, por supuesto). En Brasil, el trasfondo real es desmoronar el BRICS (bloque económico que hace un contrapeso real a la Unión Europea y a USA). Y en Venezuela, es el petróleo y la influencia política actual en la región.

La situación estratégica actual que tienen Brasil y Venezuela respecto a América Latina y su injerencia en el actual cambio de paradigma en el continente es crucial. Y para esto, USA le ha apostado a gobiernos títeres como el de Enrique Peña Nieto en México, Santos en Colombia, o Piñera en Chile (régimen a punto de terminar), que más allá de realizar reformas estructurales a modo de los intereses estadounidenses y europeos, representan un ariete en su contraofensiva contra los gobiernos de Izquierda y que ya no se sujetan a los designios y mandatos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Así, el golpe de Estado denunciado por Nicolás Maduro en Venezuela no es otra cosa que un complot orquestado desde USA y la operación de la CIA para cambiar al régimen, y someter nuevamente a la región a sus propios intereses. Así, solo queda esperar que el Pueblo, al igual que con Chávez, responda y respalde a su presidente y a su gobierno. De lo contrario, Venezuela y América Latina volverán al letargo y atraso en el que tantos años tuvo USA a la región, tal cual lo está haciendo hoy con México.

Saludos. Dejen comentarios.

Plan Condor reloaded

Hola.

En la década de los 70’s y parte de los 80’s,el gobierno de USA por medio de su brazo operativo la CIA llevó a cabo el denominado Plan Condor (cuyo antecedente podemos remontarlo a la Escuela de las Américas), cuyo fin era dar seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países y desaparición o muerte de personas consideradas por dichos regímenes como ‘subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico opuesto, o no compatible con las dictaduras militares de la región’.

Parte de éste Plan Condor fue el Golpe de Estado en contra de Salvador Allende en Chile en 1971 (por mencinar un ejemplo). Además, se creó una red de dictaduras a lo largo y ancho del Cono Sur para crear un terrorismo de Estado en contra de los habitantes de la región, con una plena coordinación entre ellas para sus fines. En México jamás hubo necesidad de algo así, pues los Presidentes emanados del PRI servían, a su vez, como agentes operadores de la CIA en el país.

Tras las dictaduras que asolaron América Latica durante mucho tiempo, y tras el paso a una democracia de transición que colocó durante un tiempo en el poder, la Izquierda latinoamericana fue ganando espacios y el mando en distintas regiones de latinoamérica. Venezuela, por medio del Comandante Hugo Chávez fue de las primeras en dar éste giro, y entonces distintos pueblos empezaron a seguir el mismo camino.

Así, países como Brasil, Chile, Argentina, Ecuador, Boliva, Uruguay, Paraguay, Nicaragua y más recientemente Perú comenzaron a tener gobiernos que ya no acataban las disposiciones y órdenes de Washington, ni las fallidas “recomendaciones” que realizan los grandes organismos mundiales como el Fondo Monetario Internacinal (FMI), el Banco Mundial (BM) ó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y comenzaron a generar instituciones distintas la supeditada (a Estados Unidos, por supuesto) OEA, tales como el Mercosur y el ALBA en un intento por recuperar el control de su destino, y su legítimo derecho a decidirlo.

América Latina comenzó a resurgir ya no por la “ayuda” de los países poderosos, ya no por la voraz entrega de recursos naturales a las grandes naciones industrializadas, ni tampoco por la tan cuestionable “inversión extranjera” (que trae más perjuicios que beneficios), sino por políticas locales y regionales enfocadas a recuperar el camino perdido por más de 500 años en el continente.

Así, los beneficios comenzaron a socializarze, a dejar de estar acaparadas en las pocas manos de las oligarquías locales, para ser destinadas al grueso de la población. El Programa Hambre Cero de Brasil impulsado por Luiz Inácio Lula Da Silva (por cierto, muy mal copiado y emulado por el gobierno de Enrique Peña Nieto), las Misiones de Venezuela creadas por Hugo Chávez, sociales emprendidos por la Revolución Ciudadana de Rafael Correa en Ecuador son parte de esta nueva política encaminada a ayudar a los segmentos más desprotegidos de la población, como parte de una estrategia de desarrollo general encaminada a una distribución más equitativa de la riqueza en cada uno de éstos países.

Sin embargo, la hegemonía política y económica de USA en el continente se fue perdiendo al nivel que tenía durante las dictaduras militares, y entonces ha habido diversos intentos por recuperarla, mediante acciones de desestabilización hechas de forma aislada, pero con el mismo modus operandi, que es utilizando a la derecha en la región, y que por cierto han fracasado gracias al gran respaldo popular que tienen los mandatarios de esas naciones.

Entre las primeras acciones de éste que yo he denominado Plan Cóndor Reloaded podemos mencionar el Golpe de Estado en contra de Hugo Chávez en 2002, el fraude electoral en 2006 contra López Obrador y la compra de la Presidencia de la República en 2012 por el PRI el intento separatista en diversas regiones de Bolivia en 2009, el Golpe de Estado en Ecuador en contra de Rafael Correa en 2010, el Golpe de Estado en contra de Zelaya en Honduras en 2012, el Golpe de Estado en contra de Fernando Lugo en Paraguay en 2012, las movilizaciones contra Cristina Fernández en 2012, y el alfil derechosta Henrique Capriles en las elecciones presidenciales de Venezuela de 2012 y 2013. Salvo los golpes de Estado contra Zelaya y Lugo, así como el escenario mexicano, todos los demás intentos han sido fallidos.

En los días pasados, movilizaciones en Brasil dentro del marco de la Copa Confederaciones han acaparado la atención del mundo. El alza al pasaje en el transporte público llevó a miles de brasileños a las calles a manifestar su rechazo a tal medida. Sin embargo, esto sucede en un país en el que ha tenido una política enfocada a las clases trabajadoras y desprotegidas, y que una de sus acciones más recientes fue el eliminar el IVA en alimentos y medicinas (política instaurada en los gobiernos de derecha en el país).

Las manifestaciones (cabe señalar) se dieron en un marco de violencia extrema, donde la policía brasileña tuvo que emplear la fuerza para contener los disturbios que realizaban provocadores profesionales en las calles de Brasil. Tras el anuncio del gobierno de Dilma Rousseff de no sólo bajar nuevamente el precio del transporte público, sino además de realizar algunas reformas que la sociedad pidió durante las protestas, éstas no han cesado. Incluso, el colectivo de jóvenes que convocó a las manifestaciones acusó a la derecha brasileña de utilizar las manifestaciones para otros fines distintos a los que fueron convocados.

Así, estamos ante un escenario más de desestabilización provocada por la derecha en un país proesista, y con un claro intervencionismo desde Washington. La cobertura mediática que han tenido las manifestaciones por parte de las grandes cadenas televisivas privadas (y que responden a esos mismos intereses) dejan al descubierto el intento de USA de recuperar, ya sea por la vía “pacífica” electoral, o por la violencia, el control sobre la región.

Como en Venezuela o Ecuador, el Plan Cóndor Reloaded fracasará ahora en Brasil, pues los brasileños sabrán respaldar un gobierno que se ha preocupado por atender aquello que no quiso ser antendido durante mucho tiempo, ya sea por señores virreinales, o por gobernantes y militares que se sentían señores virreinales. Y eso es algo a lo que no están dispuestos a regresar otra vez.

Saludos. Dejen comentarios.