El pacto

Hola.

Cada vez que nación o individuo alguno hace o quiere hacer alguna atrocidad, siempre lo hace “en nombre de Dios”. Es una práctica que se ha desarrollado durante muchos siglos y que, lejos de disminuir, aumenta la periodicidad con que ésta se justifica. Así también son los priístas (y no sólo ellos, sino en general todos los traidores), quienes en nombre de “México” o de la “Patria”, preparan sus tropelías con los que engañan al Pueblo para después, como es costumbre, traicionarlo.

Así, en los días pasados, tres de los principales partidos políticos firmaron en denominado Pacto por México, el cual regaló una fotografía a Enrique Peña Nieto como cualquiera que hubiera envidiado Calderón durante 6 años.

Sin embargo, más allá de la fotografía, lo cierto es que ese acto selló el triunvirato totalitario PRIANPeRreDista, pues mediante la coptación de la “izquierda moderna”, la “izquierda moderada”, o dicho con todas sus letras: la izquierda entreguista y simuladora, consiguieron la garantía de contar con una fuerza absoluta e inmoderada en el Congreso de la Unión, para que las contrarreformas de Peña Nieto sean aprobadas sin sufrir rasguño alguno.

Así, la agenda de Washington está asegurada. El moribundo neoliberalismo tiene una dosis de oxígeno y electroshocks, el cual resultará en una aprobación segura de las contrarreformas fiscal (la cual aumentará el IVA del 16 al 21%, además de que gravará alimentos, medicinas, educación y libros), la energética (la cual probablemente no privatice a PEMEX como empresa, pero sí el producto que procesa PEMEX, que es el petróleo), la educativa (en la cual está en riesgo los contenidos de la educación a nivel básico, la privatización simulada de la educación pública básica, y la privatización y desmembramiento de los grandes centros de estudio, como el IPN y la UNAM), y la de salud (en la cual se desmantelarán los servicios públicos de salud y se privatizará el IMSS y el ISSSTE).

La resistencia y oposición que había en el Congreso quedará minimizada, aislada y finalmente anulada. Muy poco podrán hacer los pocos legisladores que, haciendo dignidad a su cargo, manifestarán su rechazo a dichas medidas políticas y económicas, y sucumbirán ante el embate mayoritario y aplastante de los muy sonrientes firmantes del Pacto por México.

A los firmantes poco les importó las consecuencias que traerán sus actos. Cristina Díaz, en plena representación del Partido de Estado; Gustavo Madero, queriendo rescatar lo poco que ya queda de su partido, aspirando que ésta fallida alianza le ayude a reconstruir y recomponer al PAN; y Jesús Zambrano, actuando a motu propio, y entregando a la izquierda como lo hizo Talamantes en 1989 en el pacto firmado con Carlos Salinas de Gortari entre PRI, PAN y PFCRN.

Vienen tiempos difíciles, sobre todo porque (como mencioné antes) los atropellos que realizarán al Pueblo serán “en nombre de México”, apoyados por el poder mediático del duopolio televisivo Televisa-Azteca, donde la farsa democrática se ha descubierto de capa y ha destapado cínicamente el totalitarismo que han legitimado las principales fuerzas políticas “opositoras”.

El camino ya ha sido recorrido antes (por Hitler), y también está marcado: después de ésto, seguirá el control sobre los gobernadores, los cuales serán coptados con canonjías o sustituídos conforme a los intereses oficiales; los líderes sindicales, sustituídos y sumisos ante el poder;  posteriormente, los partidos entreguistas comenzarán a fusionarse y/o disolverse, y finalmente vendrá el poder casi absoluto, con sólo una oposición real: MORENA.

De no aprender de los errores del pasado, corremos un grave riesgo de repetirlos en nuestra tierra y con nuestra gente. Claro, todo ésto “por México”, “por el bien de la patria”, y “en nombre de Dios”.

Saludos. Dejen comentarios.

La importancia de la defensa de la educación pública contra la privatización

Hola.

Era marzo de 1999. Francisco Barnés de Castro era Rector de la UNAM, y había mandado el día 15 una reforma al Reglamento General de Pagos, el cual aumentaba la cuota semestral de 20¢ a 2,000 pesos semestrales. Independientemente de que hubieran familias (como la mía) que no pudieran pagar semejante cantidad de dinero al semestre, lo cierto es que ésto era la antesala a la privatización de la UNAM.

Nos organizamos en Asambleas Generales en las escuelas (generalmente, eran entre turnos, a la 1 de la tarde, para no perder clases) e hicimos paros, marchas, y finalmente se organizó una consulta entre la comunidad universitaria, la cual votó por convocar al cierre de las escuelas e iniciar una huelga indefinida el 20 de abril (fecha que inició), la cual tenía como fin último 6 simples puntos de un pliego petitorio elaborado por la comunidad universitaria:

  1. Abrogación del Reglamento General de Pagos y anulación de todo tipo de cobros por inscripción, trámites, servicios, equipo y materiales.
  2. Derogación de las reformas aprobadas por el Consejo Universitario en junio de 1997. Esto significa recuperar el pase automático, eliminar los nuevos límites de permanencia a los estudiantes de la UNAM y respetar la elección de carrera dando prioridad al bachillerato de la UNAM. Cabe señalar que también participé en éste fallido movimiento. Y fue fallido, porque las preparatorias no tuvieron el valor para irse a huelga, lo cual no tuvo la fuerza suficiente al estar cerrados sólo los CCH’s, razón por la cual se levantó la huelga a los 2 meses de iniciada.
  3. Congreso democrático y resolutivo en el que toda la comunidad discuta y decida sobre los problemas que enfrenta nuestra universidad y cuyas decisiones tengan carácter de mandato para toda la comunidad universitaria y sean acatadas por las autoridades. Congreso que, por cierto, no se ha organizado a 12 años de su petición.
  4. Desmantelamiento del aparato represivo y de espionaje montado por las autoridades y anulación de todo tipo de actas y sanciones en contra de maestros estudiantes y trabajadores que participamos en el movimiento.
  5. Corrimiento del calendario escolar tantos días como los días efectivos de clase suspendidos por el actual conflicto, con la correspondiente anulación de las clases extramuros.
  6. Rompimiento total y definitivo de los vínculos de la UNAM con el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior A.C. (CENEVAL) y, en consecuencia, la anulación del examen único de ingreso al bachillerato de las universidades y escuelas públicas, así como del Examen Único de Egreso. (El sexto punto fue agregado el 3 de mayo de 1999 en Asamblea del CGH en el auditorio Ernesto “Che” Guevara).

Los medios (como siempre) no tardaron en desprestigiarnos y en etiquetarnos como porros. El argumento de Barnés de Castro, risible: decía que la UNAM incrementaría significativamente su presupuesto: del 1.5% que se recaudaba con 20¢ semestrales, se incrementaría al 3% con 2,000 pesos mensuales, es decir, el subsidio gubernamental bajaría del 98.5% al 97%.

Yo me fui 4 días antes de cerrar la escuela debido a que me contagié de varicela, y cuando regresé a la escuela, 40 días después, el movimiento que había dejado ya no existía: había muchas caras desconocidas y (después nos enteraríamos) pseudolíderes y esquiroles pagados por Gobernación habían tomado las riendas del movimiento, y su finalidad ya no era mantener la escuela cerrada hasta la renuncia de Barnés, sino hasta la extinción de la propia UNAM.

Barnés se fue, llegó Juan Ramón de la Fuente (y con él, la PFP), y no se resolvieron todos los puntos del pliego petitorio. Sin embargo, el más importante si: se mantuvo a la UNAM con cuotas bajas, y siendo una Universidad, Autónoma, Libre, Laica y casi gratuita. Sin embargo, no fue suficiente el empuje de la huelga para derogar las modificaciones de 1997 al Reglamento de Inscripciones. Las consecuencias las tenemos hoy en día, donde preparatorianos y ceceacheros no tienen derecho a pase automático, y su matrícula está condicionada a permanecer no más de 4 años en la escuela, so salvedad de perder la inscripción.

Así, alejamos el fantasma de la privatización en la educación pública superior, pero éste sigue rondando. Federico Döring aseguró, en un debate en 2006 en Proyecto 40, que el PAN buscaría privatizar la UNAM para dejarla en beneficio del Libre Mercado, y su hermano, Edgar Döring, aseguró que le gustaría tener un Manhattan en el área que ocupa Ciudad Universitaria. Por otra parte, la educación básica está semi-privatizada, puesto que el yugo de Elba Esther Gordillo con el SNTE hace imposible cualquier reforma que se quiera hacer al sector (y obviamente, con un gobierno de derecha, menos).

Éste fantasma, sin embargo, no es sino un alma en pena, que tiene mucho qué ver con las cartas intención firmadas al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional tras las crisis en América Latina.

Aparte de la instauración del neoliberalismo en éstos países (con sus fatales consecuencias), éstos acuerdos firmados so pena de no recibir los préstamos para capitalizar las economías en tiempos de crisis por parte de los organismos financieros internacionales, se les pidió exigió a los paísesen vías de desarrollo crear paquetes para vender empresas estatales a la iniciativa privada, bajo el argumento de que el Estado el mal administrador. Así mismo, se les pidió reducir al Estado a su mínimo posible, para que el Libre Mercado pudiera explayarse a sus anchas sin un Estado fuerte que lo limitase. Algunos fueron forzados y obligados, mientras que otros con tecnócratas como Miguel de la Madrid (y séquito), Carlos Salinas de Gortari (y séquito), Ernesto Zedillo (y séquito) y Vicente Fox (y séquito) siguieron sin chistar éstas medidas. Eso explica el porqué el fraude en contra de López Obrador en 2006, así como la imposición de Felipe Calderón en la presidencia, y del porqué Calderón (y séquito) continúan las políticas neoliberales, con la catástrofe que ésto implica.

Éstas recomendaciones no sólo fueron para México (como dije anteriormente), sino fue reproducido en el resto de América Latina, África, Asia e, incluso, fueron requisito para ingresar a la Unión Europea para varios países de (adivinaron) Europa.

Los movimientos estudiantiles contra la privatización de la educación que vemos en Chile u Honduras (ambos con gobiernos de derecha, curiosamente) no son sino una respuesta a esas políticas neoliberales de privatización de la educación pública, así como lo hicimos en México en 1999-2000.

Son, además, batallas injustas (con todo el poder del Estado en contra), ingratas (puesto que la mayoría de los medios están al servicio del poder), pero que de lograrse, consiguen que las generaciones venideras disfruten de las luchas que hoy hacemos. Por eso es tan importante apoyar a nuestros jóvenes en Chile, Honduras, y donde el fantasma de la educación pública se aparezca. Porque de ello depende la educación no sólo de nuestros hijos, sino de las generaciones futuras.

Pero no cantemos victoria: el fantasma de la privatización sigue rondando en México y, de no conseguirse la transformación de México en 2012, tendremos que regresar a las calles y a las aulas para defender casi lo último de que nos queda: Nuestra Universidad, pues de ella depende, en gran medida, el México que exista generaciones más adelante: un México sumido en el atraso y la pobreza o, bien, un México con justicia social, equidad y progreso.

Solidaridad con nuestros compañeros en Chile y Honduras.

Saludos. Dejen comentarios.

Las tendencias autoritaristas

Hola.

Durante muchas décadas del siglo pasado, vivimos dictaduras militares en América Latina, algunas de las cuales se presentaron desde los años 30’s, siendo su auge durante los 60’s y 70’s. Así pues, tuvimos casos terribles como las dictaduras de Brasil, Argentina, Guatemala, o el caso Pinochet, en Chile, que derrocó al primer presidente Socialista en llegar al poder por la vía de las urnas, no de la Revolución: Salvador Allende.

Todo ésto terminó, en teoría, en la década de los 80’s, cuando se instauraron regímenes democráticos en América Latina, que sentaron las bases para el desarrollo que hoy estamos apreciando en muchos países del continente.

Ésta idea de la democratización no es otra cosa que el modelo político occidental aplicado, patentado y expandido por el mundo por Estados Unidos y Europa, ya sea por la vía pacífica, o bien por la fuerza, como observamos en el caso de Libia, sin menoscabar otros ejemplos aplicables, com Irak. Sin embargo, el “régimen político perfecto”, como nos lo han querido vender, donde la mayoría impone su voluntad sobre las minorías y las asfixia, tiene serias deficiencias, algunas de las cuales están saliendo a relucir.

Éste “régimen perfecto” no es otra cosa que una máscara para que las oligarquías locales dominen y malgobiernen a la mayoría de la población. Las decisiones las toman un puñado de personas, le dicen al títere en turno lo que tiene qué hacer (por supuesto, “democráticamente” electo, de una decena de opciones que responden, en su mayoría, a los mismos intereses), y que actúa en consecuencia. Por supuesto que el sistema económico juega un papel importante, puesto que no pueden existir oligarquías sin capitalismo. Es una relación simbiótica.

Sin embargo, éste régimen que lo definiré como dictadura oligárquica democrática, genera una distribución inequitativa de la riqueza, malestar en la población, lucha de clases, polarización de todo tipo, etc. En algún punto, la olla express revienta, y entonces se generan protestas, marchas, disturbios, revoluciones, en ese orden.

Sin embargo, ésta dictadura oligárquica democrática cuenta con un gran poder intermedio entre ellos y la población: los medios de comunicación y, en particular, la televisión, que en todos los países abarca una gran cantidad de atención de la población, la cual es utilizada para distraer, manipular y mentir sobre el estado actual de las cosas. Éste escenario fue el que se presentó durante todo el Siglo XX, y fue el ideal para éstas dictaduras oligárquicas democráticas. Sin embargo, llegó el Siglo XXI y, con el nuevo siglo, nuevas tecnologías.

A pesar de que Internet existe desde mediados del siglo XX, su popularidad y masificación llegó con el Siglo XXI. Con la aparición de la Web 2.0, llegaron Facebook y Twitter, entre otras plataformas, además de los sitios de noticias realizados por Prosumers. Aunque éstas plataformas fueron desarrolladas con fines de entretenimiento y banales, poco a poco comenzaron a ser enfocadas a lo social y, de ahí, a lo polìtico. Comenzaron a haber debates en éstas redes sobre diversos temas de interés general y, cuando los usuarios se dieron cuenta que más de uno compartía sus inconformidades, se organizaron y salieron a las calles a protestar.

Así, en México se consiguió evitar el impuesto del 3% que el Senado quería aplicar para 2010, o también se consiguió la restitución de Aristegui en MVS Radio; Obama ganó una elección por el repudio a Bush; en Egipto, se derrocó al dictador Mubarak; en España, se creó el movimiento M-15, conocido como los “indignados”; y en Chile los estudiantes se organizaron (y lo siguen haciendo) contra la privatización de la educación por el presidente derechista Piñera.

Sin embargo, ésta organización social ha traído también una reacción por parte de las oligarquías, que están dispuestas a mantener su poder y privilegios a toda costa. Así, ha habido represiones, mano dura, toques de queda, militarización, y hasta fraudes electorales, lo que marca una tendencia claramente autoritarista.

Tenemos elementos que pueden parecer aislados, pero que si los analizamos y los contextualizamos, marcan una tendencia (primero señalaré el acontecimiento origen, y después la repercusión):

  • 2001: Ataque al WTC, New York: endurecimiento de la política interna de USA contra sus propios ciudadanos;
  • 2002: Invasión de Afganistán: imposición de un régimen político de USA a los afganos, militarización;
  • 2002: Golpe de estado frustrado a Hugo Chávez, en Venezuela: asume presidente de FEDECÁMARAS la presidencia por dos días;
  • 2003: Invasión de Irak: imposición de otro régimen político de USA a los iraquíes, militarización;
  • 2006: Fraude Electoral contra AMLO, en México: imposición de Calderón como Presidente de México, militarización
  • 2008: Intentona de separatismo de varias provincias en Bolivia, lidereada por la derecha y las cámaras empresariales;
  • 2010: Intentona de Golpe de Estado a Rafael Correa, en Ecuador;
  • 2011: Caída de Hosni Mubarak en Egipto por las protestas ciudadanas: instauración de junta militar;
  • 2011: Creación del M-15, movimiento de indignados en España: represión contra los movilizados por el “izquierdista” Zapatero;
  • 2011: Movimiento estudiantil en Chile contra la privatización de la educación pública: represión contra los movilizados por el derechista Piñera.

En éste ejercicio sólo consideré los hechos significativos (y de los que vinieron a mi memoria), pero sin duda, hablamos, por una parte, de fraudes electorales, invasiones, golpe de estado por parte de las oligarquías y, por otra parte, de represión y militarizaciones.

Ésto marca, sin duda, una tendencia al autoritarismo legitimada por las urnas. Es decir, primero votamos por el títere en turno, y ya que observamos que sólo responde a los intereses de la oligarquía y no de los electores, salimos, nos inconformamos, nos reprimen, y no podemos de ir nada, puesto que nosotros le dimos el poder para reprimirnos por la vía de las urnas, además que cuentan con los mecanismos propagandísticos para hacer creer a buena parte de la población que la represión es correcta y justificada, sin explicar las razones de fondo.

Lo cierto es que existe una tendencia generalizada a generar regímenes autoritarios, donde en algunos casos ya no se persigue a la oposición, sino se le descalifica y estigmatiza, mientras en otros casos se vuelve a hacer uso del primitivo recurso de la macana para aplacar el descontento social. Ésta tendencia no es de a gratis: está más que demostrado que el neoliberalismo fracasó, puesto que hay más pobreza y una distribución inequitativa de la riqueza, pero por otra parte, ñas oligarquías están dispuestas a defenderlo, si es necesario, derramando sangre, pues sus privilegios dependen en gran medida de ésta fallida política económica, y no están dispuestos a renunciar a ellos ante nada.

En éste sentido, habría que valorar el impulsar propuestas como el plebiscito, el referéndum y la revocación del mandato, que podrían dar un equilibrio a éstas tendencias autoritarias que, de no ser detenidas ahora, cargaremos ese lastre por varias generaciones, hasta que un acontecimiento tal como la Toma de la Bastilla, en 1789, cambie el curso de la Historia de una vez y para siempre.

Saludos. Dejen comentarios.