ABC de la privatización petrolera

Hola.

Fieles a su tradición, todos los políticos del PRI buscan simular, mediante palabras rebuscadas o conceptos de difícil comprensión para el grueso de la población, sus verdaderas intenciones en cuanto a un tema o postura. No, no es que mientan. Simplemente buscan la forma de decir las cosas de forma elegante, haciendo que una palabra adopte dos o más significados.

Así, cuando se refieren a que PEMEX no se privatizará con la gran reforma energética que Enrique Peña Nieto enviará al Congreso después de las elecciones es totalmente cierto. Y cuando aseguran que los hidrocarburos seguirán siendo de la Nación, también es cierto. Sin embargo, también es cierto que habrá privatización si pasa la contrarreforma energética. Aunque parece que una cosa se contradice con la otra, no es así, pues las tres aseveraciones son ciertas. Explicaré esto.

Primero definiremos qué es el petróleo, la industria petrolera, y PEMEX. El petróleo es una mezcla homogénea de compuestos orgánicos, principalmente hidrocarburos insolubles en agua. Es un recurso natural no renovable y actualmente también es la principal fuente de energía en los países desarrollados. Tiene distintos usos y derivados, entre ellos la gasolina, el plástico, disolventes, fertilizantes, pesticidas y miles de productos de la industria química. Por definición, es el producto base de la industria petrolera, y en el caso mexicano, es propiedad irrenunciable de la Nación. En 2011, México fue el 8º país productor más importante del mundo de éste producto, el petróleo.

La industria petrolera, por su parte, es la industria que procesa el petróleo. Parece pleonasmo, pero no lo es. Ésta industria incluye procesos globales de exploración, perforación, extracción, almacenamiento, refinación, transporte (buques petroleros, camiones, oleoductos), distribución, venta y comercialización del petróleo. La industria petrolera puede ser propiedad pública (a cargo del Estado), privada (con uno o varios dueños, autodenominados socios, y generalmente conocidos como empresarios o, en su forma más moderna, “emprendedores”), o mixta (es decir, se combinan capital privado y pùblico en una empresa, donde el porcentaje depende de la cantidad de acciones que tengan el Estado y sus socios privados).

Finalmente, definiremos qué es PEMEX. PEMEX son las siglas de PEtróleos MEXicanos, una empresa paraestatal creada tras la expropiación petrolera decretada por el General Lázaro Cárdenas del Río, en 1938. PEMEX es un conjunto de trabajadores, bienes, inmuebles, fierros, maquinaria, transportes (marítimos y terrestres), ductos, y demás activos que tiene en su propiedad. También PEMEX es la empresa que, por mandato constitucional, es la única facultada en el país para procesar el petróleo. Es decir, es un monopolio público estatal de la industria petrolera nacional (y no por ser monopolio es malo, pues es una empresa pública; los monopolios dañinos son, de hecho, los monopolios privados). En 2011, fue la 8ª empresa con mayor producción de petróleo en el mundo. Es decir, de todas las empresas petroleras públicas, mixtas y privadas que existen en el mundo, PEMEX fue el 8º productor, procesador y vendedor de petróleo en el mundo. Nada mal para una empresa con tanta corrupción y atraso tecnológico.

Ahora bien, ya definido qué es el petróleo, la industria petrolera, y PEMEX, explicaremos el doble lenguaje utilizado por Enrique Peña Nieto y los priístas cuando realizan aseveraciones con respecto a su contrarreforma energética.

Peña Nieto dice que no habrá cesión de los hidrocarburos, pues éstos seguirán siendo propiedad irresticta e irrenunciable de la Nación. Partiendo del entendido que hace el artículo 27 constitucional, de que el subsuelo y todo lo que existe en él, incluyendo el petróleo y los hidrocarburos es de la Nación, el petróleo es y seguirá siendo parte de la Nación, y en consecuencia la propiedad de los hidrocarburos seguirá siendo Estatal.

Peña Nieto dice que PEMEX no será privatizada. Es cierto. En el esquema planteado por Peña Nieto, no necesitas no ceder la propiedad de los hidrocarburos, ni la propiedad de la empresa PEMEX a manos privadas para privatizar. En ese entendido, la propiedad de PEMEX como empresa seguirá siendo de la Nación.

Sin embargo, en la contrarreforma actual no se está planteando la privatización del petróleo ni de PEMEX, sino de la industria petrolera en su conjunto. Realizando la reforma al artículo 27 constitucional (tal y como se advierte en los puntos 55-60 del Pacto por México) para que los privados puedan tener concesiones en el ramo petrolero, no es necesario vender PEMEX, ni ceder la propiedad estatal, sino simplemente concesionar su exploración, perforación, extracción, almacenamiento, refinación, transporte, distribución, venta y comercialización del petróleo a manos privadas. Dicho de otra forma, se cederá la cadena productiva del petróleo a particulares, algo actualmente prohibido por la constitución. Y de nada nos sirve mantener la propiedad del petróleo en el subsuelo, ni la propiedad de la nación sobre PEMEX, si en realidad lo importante y sustancial de todo, que es la industria petrolera es vendida o regalada a particulares nacionales o extranjeros.

Los tan invocados “contratos de riesgo” que firmaría PEMEX con empresas trasnacionales privadas (como Exxon, Mobil, Shell, Texaco, Chevron, Repsol y British Petroleum), donde éstas empresas “compartirían” el riesgo de realizar la cadena productiva junto a PEMEX, es sólo una máscara simuladora para ceder ganancias que actualmente no reciben dichas empresas porque constitucionalmente están impedidas para participar en el negocio del petróleo en México, y que sólo recibe PEMEX sin repartir a nadie (lo cual no está mal, por cierto).

La “apertura” que estarían realizando de PEMEX no es en PEMEX, sino en la industria petrolera. En la cadena productiva del petróleo. Es dejar que empresas privadas ajenas a PEMEX entren al negocio del petróleo. Es privatización pura y simple. Y la privatización implica que el 100% del dinero que iba a una empresa pública, con lo que se construían hospitales, carreteras, escuelas, alumbrado público, y demás, ahora irán a parar al bolsillo de unos cuantos empresarios que (obviamente) no lo repartirán, sino que sólo amazarán y agrandarán sus fortunas.

La contrarreforma energética planteada por el PRI, Peña Nieto y el Pacto por México (donde además están el PAN y el PRD) propone privatizar (o “abrir”, utilizando el lenguaje peñista) la exploración, perforación, extracción, almacenamiento, refinación, transporte, distribución, venta y comercialización del petróleo. Y que además, el petróleo que se encuentra en las aguas profundas del Golfo de México sea extraído por las grandes empresas petroleras trasnacionales en exclusividad, dado que PEMEX no cuenta con la tecnología necesaria para realizar extracción en aguas profundas y, además, resulta más barato cederle a otros el 100% de las ganancias por la extracción de éste petróleo, que en comprar la tecnología necesaria para hacerlo, y que ese 100% de ganancias vaya al Pueblo de México.

Y para simular éste gran atraco, dejarán a PEMEX con exclusividad de extracción en los yacimientos terrestres (los cuales se están acabando) y los de plataforma marina continental baja (que igual, ya se están acabando).

Sin embargo, existe un remanente que, derivado de la privatización de la industria petrolera, ya no se generaría para gasto público social, sino que habría un faltante, pues actualmente PEMEX aporta 40 centavos de cada peso del presupuesto federal que descenderían si la industria petrolera ya no es exclusividad de la Nación. Éste faltante se cubriría con una gran reforma hacendaria que subiría el IVA del 16 al 21%, y además se homologarían (es decir, pagarían parejo) productos que actualmente no pagan IVA, como los alimentos, medicinas, libros y educación, que están exentos de IVA.

Así, la privatización de la industria petrolera mexicana no nos conviene a nadie. Solamente beneficiaría a unos cuantos políticos que seguramente ya son socios de alguna empresa petrolera trasnacional, a los empresarios dueños de esas empresas trasnacionales, y a los países industrializados que actualmente tienen problemas para conseguir petróleo (y que sólo a base de invasiones lo consiguen). Europa y USA se salvarían de su crisis (inevitablemente), pero a costa nuestra.

Sin embargo, la industria petrolera mexicana sólo podrá defenderse y mantenerse cmo propiedad de la Nación si existe la movilización y acciones suficientes como para detener éste gran robo que se pretende hacer a México después de las elecciones del próximo 7 de julio. Y de no defenderse, no habrá tarjeta Soriana suficiente que saque del atraso, la pobreza y la miseria a éste país después de que nos hayan despojado de todo, pues las industrias petrolera y eléctrica es lo único que nos queda como Patrimonio Nacional.

Si no lo defendemos, seremos en definitiva una colonia simulada, esclavos en nuestra propia tierra, y estaremos a merced de los designios de un pequeño grupo de gente oligarca viviendo en otra parte, pero con el poder suficiente para hacer, en el momento que quieran, de México S.A. una franquicia transferible y desechable.

Saludos. Dejen comentarios.

Consumatum Est

Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor
Desmond Tutu

La imposición se ha consumado.

Quien crea que Enrique Peña Nieto no fue una imposición, es porque no ve lo evidente: 5 millones de votos comprados mediante despensas, tarjetas Soriana, material de construcción, gallinas, patos, becerros, enseres, dinero en efectivo, y un innumerable etcétera.

No puede existir una verdadera democracia ignorando lo anterior, puesto que al ser comprado, vendido, coaccionado o amenazado el voto, no es un voto que se realiza bajo una de las premisas básicas de la democracia, que es la libertad de consciencia para votar por quien deseas, quieras, simpatizas, o piensas que puede llevar a tu país a buen puerto.

Enrique Peña Nieto no actuó solo. Es sólo el títere del titiritero que baila al ritmo que marca la mano que mece la cuna.

El titiritero son aquellos visibles que lo rodean: Luis Videgaray, Carlos Salinas de Gortari, el PRI, Elba Esther, el duopolio Televisa-Azteca, el Consejo Coordinador Empresarial, los 30 grandes oligarcas que dominan y mandan en éste país.

La mano que mece la cuna es peor, pues es invisible y más devastadora: empresas trasnacionales de todo tipo (Coca-Cola, Nestlé, Monsalvo, Danone, Kimberly-Clark, Blackberry, y otro sinfín etcétera); grandes petroleras (Exxon, Shell, Mobil, Chevron, Texaco, British Petroleum); consorcios mediáticos (Televisa Networks, Disney, News Corporation, Time-Warner, NBC-Universal, Fox, CBS); gobiernos nacionales, sobre todo del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia).

Y finalmente, el cuerpo de la mano que mece la cuna: el Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Vaticano, el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Organización Mundial del Comercio (OMC), Foro Económico Mundial (Davos World Economic Forum), Buró Federal de Investigación (FBI), Agencia Central de Inteligencia, (CIA), Comisión Europea, bancos centrales.

Los mecanismos son evidentes: la política económica neoliberal, reformas y ajustes estructurales, cartas-intención, créditos impagables, pandemias, sanciones económicas, provocadores, intervenciones, guerrillas subvencionadas, grupos de mercenarios, invasiones, delitos de lesa humanidad.

¿Cómo lo hacen? Creando gobiernos a modo: dictaduras, gobiernos-satélite, golpes de estado, derrocamientos, apoyo irrestricto a candidatos de la derecha, mediocracia, telecracia, imposiciones, fraudes electorales.

Por eso, quien crea que Enrique Peña Nieto no fue imposición, es porque no ve lo evidente.

La imposición se ha consumado.

El destino final

Hola.

El día de hoy fue aprobada la Reforma Laboral de Calderón en la Cámara de Diputados, con una alianza final del PRIAN (y donde Acción Nacional traicionó al PRD, con quien se había comprometido a frenar las iniciativas retrógradas priístas), y con la cual, dadas las cosas, será también aprobada en el Senado de la República.

Ya lo he dicho en otras ocasiones que éstas reformas no responden ni siquiera a una iniciativa de Peña Nieto al respecto (incluso, dudo que Peña Nieto tenga iniciativa para algo, pero eso es otra cosa), sino que responden a una serie de reformas estructurales redactadas y dictadas desde Washington, consensadas por el G-8, y puestas en práctica por el G-20, cuyo fin último es la profundización del modelo económico neoliberal y del sistema capitalista, no importando las consecuencias de sus imposiciones. Sin embargo, ésta contrarreforma laboral no es la única ley que deberá ser aprobada dentro del paquete de reformas estructurales. Ya se vislumbra en el horizonte por lo menos dos más: la reforma fiscal, y la reforma energética.

La reforma fiscal que Peña Nieto estaría enviando al Congreso durante el próximo periodo de sesiones tiene como fin último gravar todos los productos (incluyendo alimentos, medicinas, libros y educación, que actualmente están exentos) con el IVA (Impuesto al Valor Agregado). En días anteriores, José Ángel Gurría -Secretario General de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), y que también es ex-Secretario de Hacienda del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, o sea, priísta- “recomendó” al gobierno de Peña Nieto homologar el IVA al 19% “general, sin excepciones, sin tasa cero y sin diferencias en las fronteras” (Recomienda OCDE a gobierno de Peña homologar IVA a 19%. Martes 06 de Noviembre de 2012. http://redaccion.xhglc.com.mx/?p=6830).

Sin embargo, existe información de que ésta cifra sería el aumento conservador, por decirlo de alguna forma, porque existen especialistas (y López Obrador) que dicen que la meta es subirlo y homologarlo al 22%. Ésto, aunado a la pérdida anual del poder adquisitivo de los trabajadores en cuanto al salario mínimo, sumado con la reforma laboral recién aprobada, sería un desastre.

Por otra parte, la reforma energética que también estará presentando Peña Nieto ante el Congreso es tramposa y engañosa. Se maneja el doble discurso de no privatizar PEMEX (como empresa), pero se pone a disposición de las trasnacionales el petróleo (es decir, el producto que trabaja PEMEX en sus diferentes formas: exploración, perforación, extracción, procesamiento y distribución) y la renta petrolera (es decir, las ganancias del producto petrolero), en una clara y absoluta privatización.

De nada le sirven a la nación tener una red de gasolineras que están concesionadas y que lo único que pertenece a PEMEX es la imagen corporativa (pues la venta de las gasolinas las obtienen los concesionarios y no PEMEX), así como tampoco servirá de nada tener la rectoría sobre un montón de instalaciones, fierros, líderes sindicales y trabajadores cuando lo que debería generar PEMEX, que (vuelvo a repetir) es la exploración, perforación, extracción, procesamiento y distribución no lo va a hacer, y se quedará parte del producto en manos de Shell, Exxon, Mobil, Chevron, Texaco, British Petroleum, y demás empresas petroleras voraces.

Éstas contrarreformas (desde mi punto de vista) pasarán sin problemas, pues habrá manifestaciones en las calles, pero no contundentes, la sociedad en general no se movilizará, e incluso compartirán la idea de que así tiene que ser. La muestra me la han dado dos situaciones: la venta del voto y la votación a favor de Enrique Peña Nieto (para lo cual la memoria histórica no fue un factor de cambio), y la casi nula movilización de la sociedad civil ante la aprobación de una reforma laboral que afectaba sus intereses directos, y ante la cual no hubo la respuesta que tendría que existir.

Yo no soy de los optimistas que espera en que el Pueblo reaccione en éste momento, dado que si no reaccionó con los dos hechos mencionados anteriormente, no hay razón por la que ahora lo haga.

El destino final, sin duda será el parecido al de Argentina en 2001, donde en ése momento las contrarreformas neoliberales y las recetas dictadas desde el exterior (Washington, en concreto) y que llegaban con recomendaciones vía el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se hicieron insostenibles, entonces la economía se cayó, y fue hasta ese momento (cuando los argentinos ya habían perdido todo, y no tenían ni para comer) que entonces reaccionaron, cambiaron el gobierno, la clase política y la política económica, y entonces comenzaron una espiral cuesta arriba. Yo espero que ese sea el mejor escenario para México.

El otro es mucho peor, y es parecido al caso chileno, donde lograron deponer al dictador Pinochet después de muchos muertos, pero jamás cambiaron la política económica, pese al cambio de gobierno y de clase política. Y una nueva generación les ha venido a enseñar a luchar a aquellos adultos que se conformaron con sólo la alternancia en el poder. Sin embargo, la lucha que ha dado ésta nueva generación en Chile no ha conseguido ablandar, en lo más mínimo, al modelo neoliberal enquistado, en gran parte por el origen de Piñera, pero en gran parte también porque esa socialdemocracia que gobernó con Bachelet no hizo los cambios necesarios que necesitaba el país porque no se atrevieron, o porque así les convenía.

De ser el segundo escenario para México, tendrá que pasar mucho tiempo antes de que las cosas verdaderamente cambien. Pero, para entonces, quien sabe si México siga existiendo como país soberano, si seamos un protectorado más, una colonia formalmente reconocida, o bien un estado más de el país de las estrellas.

Saludos. Dejen comentarios.

La crisis de la crisis

Hola.

Desde que tengo memoria, siempre he oído de la crisis. Y también, de los remedios para salir de la crisis. No obstante con ello, también he oído a los valientes que aseguran que nos van a sacar de la crisis. Pero la crisis sigue ahí. No se ha ido. Pareciera que llegó para quedarse. Y por si fuera poco, desde hace algunos años comenzó la crisis de la crisis, que amenaza con profundizarse, y que podría traer una crisis aún mayor (por si ésto fuera poco).

Pues aunque parezca un juego de palabras y que quiero confundir al lector, es más claro que el agua lo que menciono. La actual crisis aseguran que comenzó en 2008, con la crisis inmobiliaria en USA. Sin embargo, proviene desde finales de los 70’s y principios de los 80’s, años en que comienzan a aplicarse las doctrinas neoliberales.

Sin embargo, no sólo es la política económica. Es también la élite mundial, la oligarquía que aseguran no existe, pero que está conformada por grandes banqueros, empresas trasnacionales, magnates, medios de comunicación,  monopolios, duopolios, oligopolios, y todo aquello que tiene forma de acumular el capital. Para ésto, tiene a sus títeres (políticos ambiciosos y rapaces), los cuales son utilizados y encumbrados para seguir reproduciendo el sistema, para continuar el mismo régimen de corrupción y privilegios, los cuales están encargados de continuar aplicando la misma política económica, asegurando la sobreviviencia del moribundo modelo económico neoliberal, y perpetuando lo más posible el sistema capitalista, el cual se encuentra en su fase terminal, pero que continúan dándole vida artificial, mediante mecanismos que en algún momento se habrán de acabar.

Así, en los días pasados vivimos la imposición de una contrarreforma laboral que atenta contra los derechos de los trabajadores , los cuales han sido reducidos drásticamente (pago por hora, outsourcing, reducción o eliminación de seguridad social, así como del pago de prestaciones, eliminación de la antigüedad, reducción de salarios caídos por despido injustificado a sólo un año, contrato de prueba, etc.), y que han instaurado una forma moderna de esclavización, pero con una agravante de pauperización del trabajador y de sobrevivencia en la miseria, sin responsabilidad para el patrón.

Recordemos que en el esclavismo (en Roma, particularmente, pero así en otras sociedades) el esclavo vivía bajo la tutela del patrón que, si, lo azotaba y lo trataba mal (ahora el patrón no azota al trabajador, pero igual lo trata mal), pero el patrón tenía la responsabilidad de darle al esclavo casa, vestido y alimentación. En el actual esquema obrero-esclavista, no existe responsabilidad del patrón para mantener al esclavo.

Sin embargo, aunque pareciera que es un fenómeno único en México la contrarreforma laboral, se está aplicando también en otros países. Por ejemplo, en España algunos aspectos que contiene la nueva ley laboral son el impulso a los convenios y los pactos de empresa; limitó a un año la prórroga de los convenios caducados, hasta entonces indefinida; y facilitó los descuelgues salariales para las empresas.

En los días pasados, en Gran Bretaña (cuna del Capitalismo), el político conservador y Ministro de Hacienda George Osborne (descendiente y parte, por cierto, de la vieja aristocracia anglo-irlandesa), hizo un parafraseo de pésimo gusto de Marx, al exclamar ¡Trabajadores del mundo, únanse… y cedan sus derechos! ¡Naciones del mundo, únanse… y cedan su soberanía!. Resulta que éste pillo burgués imperialista está proponiendo una contrarreforma laboral a partir de abril de 2013 que dé a los trabajadores participaciones entre 2,000 y 25,000 libras, a cambio de ceder sus derechos  a la reclamación por despido improcedente, así como olvidarse del finiquito si la empresa quiebra, o a solicitar un horario flexible para ocupar tiempo para entrenamiento.

Así, queda en evidencia que no es realidad única lo que estamos viviendo en México, sino que son realidades simultáneas en diversas partes del mundo. Son políticas dictadas desde Washington, presentadas ante el G-8, avaladas por el G-20, e impuestas (por las buenas o por las malas) a los países del mundo que se dejan vía Fondo Monetario Internacional o Banco Mundial. Y estas políticas son encaminadas para intentar revivir al moribundo monstruo capitalista, eliminando por la vía de la “austeridad” derechos y servicios sociales y públicos, con el único fin de que los beneficiados del sistema puedan seguir obteniendo los mismos márgenes de ganancia sin importarles el sacrificio que hagan los demás.

Eso explica también, en gran medida, las promesas que como agente inmobiliario realiza Enrique Peña Nieto en su gira por Europa para vender el petróleo y que, dicho sea de paso, para ésto fue encumbrado por Televisa y la oligarquía, comprado la elección e impuesto al Pueblo.

La contrarreforma energética que tanto ha anunciado Peña Nieto (y que incluso, desde la misma campaña mencionó en varias ocasiones) busca la privatización no de PEMEX ni de la empresa PEMEX, sino del producto que extrae, industrializa y comercia PEMEX: el petróleo. PEMEX puede y seguirá siendo una empresa mexicana, y con esa trampa venderán (en el mejor de los casos) o regalarán el petróleo a las naciones extranjeras (USA, Canadá, Reino Unido, Francia y España) vía sus empresas trasnacionales: Exxon-Mobil, Shell, Chevron-Texaco, British Petroleum, Repsol, entre otras.

Sin embargo, esa contrarreforma energética es sólo una parte del gran iceberg de éstos países (principalmente, pero no son los únicos) de obtener el mayor botín posible en la obtención de los recursos energéticos, utilizando a políticos inútiles como Peña Nieto que deciden acatar sin chistar la agenda de Washington y al pie de la letra. Sin embargo, para los países opositores, o cuyos intereses no coinciden con los de las grandes potencias, son “liberados del terrible yugo dictatorial antidemocrático de dichos países”(invasiones vía la OTAN, como en el caso Afganistán en 2001, o Irak en 2003), o bien armando guerrillas de mercenarios pagadas desde los grandes centros de poder, y utilizados como pretextos para invadir y “ayudar a la liberación” de dichos países (como Libia en 2011, o próximamente Irán y Siria) ayudados, por supuesto, por las grandes cadenas y consorcios de medios de comunicación privados alrededor del globo (Fox, CNN, Televisa, TV Azteca, Globovisión, Galavisión, Telefé, El Clarín, Grupo PRISA, El País, etc.)

Esa era precisamente la importancia geopolítica de la elección venezolana del pasado domingo 7 de octubre, y su importancia en el futuro de la región: éste ejercicio y el reacomodo en la correlación de fuerzas con respecto a los centros de poder y al dominio de los recursos energéticos del Sur. La victoria de Hugo Chávez permite que ese conjunto de fuerzas que han logrado decidir su propio destino pueda realizar un desarrollo de adentro hacia afuera (y no al revés, como se venía haciendo, o como México lo sigue haciendo).

Así, mientras no exista en México un gobierno que privilegie nuestras prioridades por encima de las de Washington, seguiremos sumidos en la crisis de la crisis, sumiéndonos en ese deterioro social y cultural que cada vez más parece profundizarse, y del que resultará más difícil salir. De ésta forma, apreciamos la crisis en la política, en la economía, en la sociedad, en la cultura, en los medios de comunicación, en la televisión, en la programación de la propia televisión… ¡hasta en el futbol! existe una crisis, un deterioro, una mediocridad y, a la vez, una superficialidad que son transmitidas, y que cada vez más son interiorizadas en el mexicano como algo natural y espontáneo.

Finalmente, mientras la oligarquía y los beneficiados del régimen mantengan apacientadas a los borregos, podrán seguir beneficiándose y obteniendo los privilegios de los que jamás habrán de saciarse. Finalmente, citando a George Orwell, en nuestra democracia tiránica “todos los animales son iguales, pero hay unos animales más iguales que otros”.

Saludos. Dejen comentarios.