La crisis de la crisis

Hola.

Desde que tengo memoria, siempre he oído de la crisis. Y también, de los remedios para salir de la crisis. No obstante con ello, también he oído a los valientes que aseguran que nos van a sacar de la crisis. Pero la crisis sigue ahí. No se ha ido. Pareciera que llegó para quedarse. Y por si fuera poco, desde hace algunos años comenzó la crisis de la crisis, que amenaza con profundizarse, y que podría traer una crisis aún mayor (por si ésto fuera poco).

Pues aunque parezca un juego de palabras y que quiero confundir al lector, es más claro que el agua lo que menciono. La actual crisis aseguran que comenzó en 2008, con la crisis inmobiliaria en USA. Sin embargo, proviene desde finales de los 70’s y principios de los 80’s, años en que comienzan a aplicarse las doctrinas neoliberales.

Sin embargo, no sólo es la política económica. Es también la élite mundial, la oligarquía que aseguran no existe, pero que está conformada por grandes banqueros, empresas trasnacionales, magnates, medios de comunicación,  monopolios, duopolios, oligopolios, y todo aquello que tiene forma de acumular el capital. Para ésto, tiene a sus títeres (políticos ambiciosos y rapaces), los cuales son utilizados y encumbrados para seguir reproduciendo el sistema, para continuar el mismo régimen de corrupción y privilegios, los cuales están encargados de continuar aplicando la misma política económica, asegurando la sobreviviencia del moribundo modelo económico neoliberal, y perpetuando lo más posible el sistema capitalista, el cual se encuentra en su fase terminal, pero que continúan dándole vida artificial, mediante mecanismos que en algún momento se habrán de acabar.

Así, en los días pasados vivimos la imposición de una contrarreforma laboral que atenta contra los derechos de los trabajadores , los cuales han sido reducidos drásticamente (pago por hora, outsourcing, reducción o eliminación de seguridad social, así como del pago de prestaciones, eliminación de la antigüedad, reducción de salarios caídos por despido injustificado a sólo un año, contrato de prueba, etc.), y que han instaurado una forma moderna de esclavización, pero con una agravante de pauperización del trabajador y de sobrevivencia en la miseria, sin responsabilidad para el patrón.

Recordemos que en el esclavismo (en Roma, particularmente, pero así en otras sociedades) el esclavo vivía bajo la tutela del patrón que, si, lo azotaba y lo trataba mal (ahora el patrón no azota al trabajador, pero igual lo trata mal), pero el patrón tenía la responsabilidad de darle al esclavo casa, vestido y alimentación. En el actual esquema obrero-esclavista, no existe responsabilidad del patrón para mantener al esclavo.

Sin embargo, aunque pareciera que es un fenómeno único en México la contrarreforma laboral, se está aplicando también en otros países. Por ejemplo, en España algunos aspectos que contiene la nueva ley laboral son el impulso a los convenios y los pactos de empresa; limitó a un año la prórroga de los convenios caducados, hasta entonces indefinida; y facilitó los descuelgues salariales para las empresas.

En los días pasados, en Gran Bretaña (cuna del Capitalismo), el político conservador y Ministro de Hacienda George Osborne (descendiente y parte, por cierto, de la vieja aristocracia anglo-irlandesa), hizo un parafraseo de pésimo gusto de Marx, al exclamar ¡Trabajadores del mundo, únanse… y cedan sus derechos! ¡Naciones del mundo, únanse… y cedan su soberanía!. Resulta que éste pillo burgués imperialista está proponiendo una contrarreforma laboral a partir de abril de 2013 que dé a los trabajadores participaciones entre 2,000 y 25,000 libras, a cambio de ceder sus derechos  a la reclamación por despido improcedente, así como olvidarse del finiquito si la empresa quiebra, o a solicitar un horario flexible para ocupar tiempo para entrenamiento.

Así, queda en evidencia que no es realidad única lo que estamos viviendo en México, sino que son realidades simultáneas en diversas partes del mundo. Son políticas dictadas desde Washington, presentadas ante el G-8, avaladas por el G-20, e impuestas (por las buenas o por las malas) a los países del mundo que se dejan vía Fondo Monetario Internacional o Banco Mundial. Y estas políticas son encaminadas para intentar revivir al moribundo monstruo capitalista, eliminando por la vía de la “austeridad” derechos y servicios sociales y públicos, con el único fin de que los beneficiados del sistema puedan seguir obteniendo los mismos márgenes de ganancia sin importarles el sacrificio que hagan los demás.

Eso explica también, en gran medida, las promesas que como agente inmobiliario realiza Enrique Peña Nieto en su gira por Europa para vender el petróleo y que, dicho sea de paso, para ésto fue encumbrado por Televisa y la oligarquía, comprado la elección e impuesto al Pueblo.

La contrarreforma energética que tanto ha anunciado Peña Nieto (y que incluso, desde la misma campaña mencionó en varias ocasiones) busca la privatización no de PEMEX ni de la empresa PEMEX, sino del producto que extrae, industrializa y comercia PEMEX: el petróleo. PEMEX puede y seguirá siendo una empresa mexicana, y con esa trampa venderán (en el mejor de los casos) o regalarán el petróleo a las naciones extranjeras (USA, Canadá, Reino Unido, Francia y España) vía sus empresas trasnacionales: Exxon-Mobil, Shell, Chevron-Texaco, British Petroleum, Repsol, entre otras.

Sin embargo, esa contrarreforma energética es sólo una parte del gran iceberg de éstos países (principalmente, pero no son los únicos) de obtener el mayor botín posible en la obtención de los recursos energéticos, utilizando a políticos inútiles como Peña Nieto que deciden acatar sin chistar la agenda de Washington y al pie de la letra. Sin embargo, para los países opositores, o cuyos intereses no coinciden con los de las grandes potencias, son “liberados del terrible yugo dictatorial antidemocrático de dichos países”(invasiones vía la OTAN, como en el caso Afganistán en 2001, o Irak en 2003), o bien armando guerrillas de mercenarios pagadas desde los grandes centros de poder, y utilizados como pretextos para invadir y “ayudar a la liberación” de dichos países (como Libia en 2011, o próximamente Irán y Siria) ayudados, por supuesto, por las grandes cadenas y consorcios de medios de comunicación privados alrededor del globo (Fox, CNN, Televisa, TV Azteca, Globovisión, Galavisión, Telefé, El Clarín, Grupo PRISA, El País, etc.)

Esa era precisamente la importancia geopolítica de la elección venezolana del pasado domingo 7 de octubre, y su importancia en el futuro de la región: éste ejercicio y el reacomodo en la correlación de fuerzas con respecto a los centros de poder y al dominio de los recursos energéticos del Sur. La victoria de Hugo Chávez permite que ese conjunto de fuerzas que han logrado decidir su propio destino pueda realizar un desarrollo de adentro hacia afuera (y no al revés, como se venía haciendo, o como México lo sigue haciendo).

Así, mientras no exista en México un gobierno que privilegie nuestras prioridades por encima de las de Washington, seguiremos sumidos en la crisis de la crisis, sumiéndonos en ese deterioro social y cultural que cada vez más parece profundizarse, y del que resultará más difícil salir. De ésta forma, apreciamos la crisis en la política, en la economía, en la sociedad, en la cultura, en los medios de comunicación, en la televisión, en la programación de la propia televisión… ¡hasta en el futbol! existe una crisis, un deterioro, una mediocridad y, a la vez, una superficialidad que son transmitidas, y que cada vez más son interiorizadas en el mexicano como algo natural y espontáneo.

Finalmente, mientras la oligarquía y los beneficiados del régimen mantengan apacientadas a los borregos, podrán seguir beneficiándose y obteniendo los privilegios de los que jamás habrán de saciarse. Finalmente, citando a George Orwell, en nuestra democracia tiránica “todos los animales son iguales, pero hay unos animales más iguales que otros”.

Saludos. Dejen comentarios.

Economía básica de la transportación

Hola.

Karl Marx, en su memorable obra ‘El Capital’, mencionó que el Capital se conformaba por tres elementos orgánicos: el Capital Constante (es decir, los bienes e inmuebles materiales de toda empresa, fábrica, etc.); el Capital Variable (es decir, la fuerza de trabajo) y la Plusvalía. Ésta plusvalía es el trabajo no remunerado que el obrero realiza al burgués y del cual (en gran medida) proviene la ganancia del último.

En éste entendido, el burgués, empresario, o como se le quiera llamar al explotador, da al obrero un salario de subsistencia, es decir, lo necesario para que “sobreviva” (obviamente, aquí habría qué revisar qué significa la sobrevivencia del obrero para los Capitalistas, pues muchos de ellos ni siquiera quisieran que los trabajadores tuvieran familia, necesidades o hambre, sino que trabajaran gratis para obtener el máximo de ganancia. Fin de la ironía), pero que no corresponde al trabajo real realizado por el trabajor. Sin embargo, actualmente tenemos de por sí unos salarios en México que ni siquiera son de sobrevivencia, pues gastas tu dinero en lo mínimamente indispensable, y aún así tienes que pedir prestado porque simplemente no te alcanza.

Pues bien, no obstante ésto último que acabo de mencionar, una parte básica de las necesidades de los trabajadores para poder ir a trabajar es el transporte. Sin embargo, valiéndole un reverendo sorbete que los salarios son magros en México, que el aumento a éstos se determina con base en la inflación imaginaria del Banco de México (que cada año es de 4%), y que al contrario de lo que dicen las cifras oficiales, los precios suben día con día (de hecho, no sé qué contemplen en la canasta básica con la que determinan la inflación, yo creo que le van sacando productos cada año para que se mantenga igual); recapitulando: valiéndole un reverendo sorbete lo anteriormente dicho, todavía nos suben el transporte, bajo el argumento de que no pueden sostener el precio.

Sin embargo, éste asunto del aumento del transporte es un tanto engañoso ¿Porqué? Porque en realidad, el aumento en el precio del transporte siempre es al doble, a diferencia de otros productos. Explicaré ésto detalladamente.

Supongamos que la tortilla aumenta de precio, de $10.00 a $12.00 el kilo. Supongamos también que tu familia y tú comen 1 kilo diario de tortilla. En éste entendido, $12.00=1 kilo de tortilla=1 día de alimentación. O sea, aunque te aumentaron el precio, ése aumento se reflejo 1 sóla vez en un día de subsistencia (si no entendiste ésto tan simple, vuélvelo a leer, porque vas a necesitar entenderlo para entender la siguiente parte).

Ahora bien, en el caso del transporte es distinto. Ya mencioné con anterioridad que el aumento es al doble. Ahora lo explicaré. Utilizaré un escenario hipotético. Puede ser que coincida con la realidad.

Supongamos que el precio mínimo del transporte en el Estado de México durante el 2009 era de $5.50. Su flamante gobernador, Enrique Peña Nieto, decide acomodarse el copete y aumentar a $7.00 el mínimo. Así mismo, tenemos a un individuo H (de Héctor) que tiene que desplazarse a un punto S (que puede ser S de Suburbano) y entonces tiene que pagar el mínimo de pasaje (es decir, antes pagaba $5.50 y ahora paga $7.00).

A simple vista, parecería que el pasaje aumentó en $1.50. Sin embargo, el aumento real fue de $3.00 (es decir, más de la mitad del costo del trasporte anterior). ¿Porqué? Pues porque si el individuo H va a un punto, cualquiera que sea: 1. Parte de su casa, y 2. Tiene que regresar a su casa, ni modo que se regrese caminando.

En éste entendido, cualquier aumento al transporte siempre será el doble de lo que indican oficialmente ¿Porqué? Porque uno siempre va a regresar al punto de inicio, necesariamente. En éste entendido, son $30 menos de déficit a la quincena, $60 al mes (tomando en cuenta que no trabaja sábados y/o domingos). Tal vez dirán ¿qué son $60 al mes? Tal vez sea la comida de dos días comiendo en la calle, pues tal vez el individuo H no lleve comida a su trabajo, y tenga que gastar para recobrar energía.

Pero ahora resulta que el individuo H tiene que tomar 3 transportes para llegar a su trabajo. 1, que es la combi del Edomex, cuyo aumento en el transporte fue de $1.50 (es decir, $3.00); 2. el del Tren Suburbano, que además de cobrar una barbaridad, subió su costo el día de ayer $1.00 (es decir, $2.00 diarios); y 3. el metro, que le aumentó el costo en $1.00 (es decir, $2.00 diarios).

En éste entendido, tenemos que el aumento real del transporte fue de $30/$60 en el primer caso, $20/$40 en el segundo, y $20/$40 el tercero. En total, tenemos que aumentó el transporte (para el caso de éste individuo) en $70 a la quincena, $140 al mes. Ésto, en términos reales, es un aumento del 14.58% en precio unitario, 25.45% en términos reales.

Sin embargo, los salarios aumentaron (en promedio, y si aumentaron, 4%). Es decir, ya de entrada (y utilizando la forma tramposa y amañada de explicar los aumentos en el transporte) hay un déficit real de entre el 10 y 20% del salario del trabajador de un año al otro. Ésto, sin tomar en consideración los aumentos a alimentos, medicinas, y demás insumos de subsistencia.

Y aún así, los empresarios promueven una contrarreforma laboral presentada por Javier Lozano (el secretario del trabajo, que yo rebautizaría como secretario del desempleo), en la cual se quieren suprimir muchas garantías y derechos laborales, pues a los señores capitalistas no les basta con servirse con la cuchara grande, sino que se quieren llevar la olla completa.

Así termina nuestra lección de economía básica de la transportación. Saludos, y dejen comentarios.