El PRI de siempre, en Hidalgo, pintado de guinda

Hola.

Dice Marx que la Historia siempre se repite dos veces: primero en forma de drama, y luego en forma de comedia. Y para ejemplo, basta un botón.
En 1976, todo era alegría, diversión y felicidad. Al menos, eso pensaba el Partido Oficial, el PRI, que se había consolidado en el poder tras 36 años de gobiernos civiles.

Para la elección presidencial de ese año, el Partido Oficial presentó a José López Portillo como candidato, y fue tanta la soberbia y prepotencia existente entonces, que fue candidato único a la Presidencia. Todos los partidos con registro lo apoyaron: el PPS y el PARM, que eran partidos satélites del régimen, mientras que el PAN no presentó candidato.

Sin embargo, el Partido Comunista Mexicano, partido de Izquierda que existía desde 1919 de forma clandestina (solo Lázaro Cárdenas había reconocido su registro oficialmente), presentó un candidato presidencial, como alternativa a la opción oficial: Valentín Campa Salazar, líder sindicalista ferrocarrilero, y quien tenía un gran apoyo del Pueblo.

Así, mientras el candidato oficialista derrochaba los recursos públicos en campaña, el candidato de izquierda visitaba los pueblos y comunidades del país con recursos sumamente limitados, y dicha campaña puso sostenerse gracias al apoyo político, económico y moral de miles de personas por todo el país. Mientras López Portillo llenaba las plazas con acarreados, Campa Salazar las llenaba con voluntades y apoyo real del Pueblo.

Llegó la elección, y pese al férreo control y resistencia de la Comisión Nacional Electoral, entonces controlada por la Secretaría de Gobernación, no hubo otra opción que reconocer un millón de votos que obtuvo Valentín Campa y el Partido Comunista, dejando un precedente fundamental para las elecciones futuras.

El día de ayer, como en el priísmo más rancio de la década de los 60’s y 70’s, el Instituto Estatal Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH), negó el registro a Eduardo Durán Laguna, propuesta a candidato a Presidente Municipal de Tula por el Partido del Trabajo, bajo el argumento de cambio de género, algo que el Instituto no tiene las facultades legales para hacer, pero que es una decisión política, ante la imposición e impopularidad del candidato impuesto en MORENA, por parte de las más altas cúpulas políticas estatales.

Luis Eduardo Durán Laguna es un candidato sumamente incómodo para los intereses existentes en Pachuca. Fue Director Regional de Programas para el Desarrollo justamente en esa región, en Tula, por parte de la Secretaría de Bienestar federal durante los 6 años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, fundador de MORENA en aquel municipio, y es un joven honesto y comprometido totalmente con los ideales que representan la Izquierda y la Cuarta Transformación.

Luis Eduardo Durán fue despojado del legítimo derecho constitucional de poder votar, y ser votado, por intereses políticos ajenos al municipio. Y esos intereses políticos, no entienden que no entienden.

En 2018, el Pueblo decidió poner un alto al régimen de corrupción y privilegios que representó, por mucho tiempo, el PRIAN. Decidió dejar atrás un régimen caduco, antidemocrático y autoritario, para encumbrar uno que verdaderamente representara a los intereses del Pueblo.

Sin embargo, en un giro dramático de la Historia, en Hidalgo se infiltró el viejo régimen al partido de la Izquierda, de Andrés Manuel, de la Cuarta Transformación, que fue construido sobre los compañeros muertos en 1968 y 1971, durante la Guerra Sucia, sobre los asesinados en el régimen de Salinas y gobiernos posteriores, y sobre todos aquellos compañeros que murieron a manos de los caciques locales en nuestro estado. Es el PRI de siempre, ahora pintado de guinda.

Ahora, esos chapulines PRIANistas infiltrados, no solo tomaron por asalto el partido y las candidaturas del mismo, viendo a MORENA como su patrimonio personal y político, sino que, además, están utilizando a las instituciones del Estado contra sus opositores, ya sea amenazándolos, coptándolos, o como en el caso de Luis Eduardo Durán, quitándole su derecho a participar en un proceso electoral como candidato a Presidente Municipal.

Ese viejo régimen autoritario y caduco, de opresión y privilegios, que el Pueblo decidió sacarlo del poder hace 6 años, hoy se asoma a la puerta, ha mostrado el garrote, y demuestra que hoy, más que nunca, es necesario hacerle frente, en las calles, en las plazas, y en las urnas. De nada servirá la lucha realizada por nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos, si permitimos que regresen aquellos que, sí deberían regresar, pero lo que se robaron.

Claudia si, autoritarismo no. Es preciso que las autoridades electorales devuelvan la candidatura a Presidente Municipal por el PT a Luis Eduardo Durán, pues es su derecho legítimo a votar y ser votado.

Y que al final, el Pueblo decida. Lo que no es válido es que una sola persona tenga la arrogancia de sentirse con el derecho de elegir por los demás, por mucho poder político que tenga.

Prohibido rendirse.

La Hora de la Verdad

En La Revolución Interrumpida, Adolfo Gilly plantea que, desde el punto de vista marxista, la Revolución Mexicana es una revolución interrumpida en su curso hacia su conclusión socialista. Es la aplicación de la teoría de la revolución permanente a todo el ciclo revolucionario de México desde 1910, como parte del ciclo mundial de la revolución proletaria abierto definitivamente con la victoria de la revolución rusa y el establecimiento del Estado obrero soviético. Gilly asegura que la base teórica de esta concepción esta en la teoría marxista de la revolución permanente (Gilly, 1971).

¿Porqué Gilly considera que la Revolución Mexicana fue interrumpida? Porque no alcanzo la plenitud de los objetivos socialistas potencialmente en ella contenidos, pero tampoco fue derrotada; que no pudo continuar avanzando, pero sus fuerzas no fueron quebradas ni dispersadas ni sus conquistas esenciales perdidas o abandonadas. Dejó el poder en manos de la burguesía, pero le impidió asentarlo en bases sociales propias; le permiti6 un desarrollo económico, pero le impidió un desarrollo social. Dejó en cambio en las manos y en la cabeza de las masas una seguridad histórica inextinguible en sus propias fuerzas, en sus propios métodos, en sus propios hombres, en sus propios sentimientos profundos de solidaridad y fraternidad desarrollados, probados y afirmados en la lucha, en el trabajo y en la vida cotidiana. Entonces se mantuvieron vivas, en la conciencia de las masas y en sus conquistas esenciales, la revolución y la posibilidad de continuarla. Eso fue después el periodo de Cárdenas (Gilly, 1971).

Gilly asegura que la pequeñaburguesía antimperialista (técnicos, maestros, profesionistas, intelectuales, estudiantes, militares, oficinistas, etc.), continuadora de la que contribuyo en primera línea con sus hombres e ideas a la revolución, cuyo nacionalismo se orienta bacia las ideas socialistas –como ya sucedió en el cardenismo–y que tiene en las empresas estatizadas una base material que la sostiene y la genera incesantemente: es toda la población trabajadora de México la que comparte, de uno u otro modo, la idea verdaderamente nacional de que no hay que hacer una nueva revolución, sino continuar y completar la que fue interrumpida al final del periodo de Cárdenas (Gilly, 1971).

Desde ese punto de vista, podríamos teorizar que la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, implica la continuación de esa Revolución Interrumpida en dos ocasiones (como el mismo Gilly lo menciona), pero con varias salvedades. La Revolución Interrumpida, en principio, tardó 78 años en continuar, y en condiciones totalmente distintas a las existentes previas a su interrupción: un Estado fallido, instituciones destruidas por el régimen anterior, un modelo económico elitista y excluyente como fue el neoliberalismo, una crisis de gobernabilidad generada por la violencia heredada de los dos sexenios anteriores, el deterioro profundizado del tejido social, y con la base industrial estatal creada durante el Desarrollo Estabilizador totalmente privatizada o saqueada (como en los casos de PEMEX y CFE), entre otros factores.

Por si fuera poco, cuando comenzó a implementarse el Plan Nacional de Desarrollo de López Obrador, la aparición de la peor pandemia de los últimos 100 años, ocasionó que todos los planes existentes cambiaran, cuando se cerró la economía y se obligó a reorientar una gran parte del presupuesto en la adquisición de equipo médico y vacunas para combatir esta enfermedad que no ha terminado de irse.

Sin embargo, hoy se presenta uno de los retos más importantes que ha tenido nuestro movimiento: la renovación de la estructura interna de MORENA, el partido que logró la continuación de la Revolución Interrumpida, y que fue la plataforma programática con la cual López Obrador llegó a la Presidencia de la República.

A diferencia de los dos procesos anteriores (2012 y 2015), en esta ocasión se juega el control de la estructura formal del partido, de cara a las próximas elecciones de 2024, donde se elegirá Presidente de México, Senadores y Diputados Federales, sin olvidar los procesos locales en varias entidades del país.

En ese entendido, existen diferentes bloques que, conforme a sus intereses, buscarán tener el control de la nueva estructura de MORENA: por una parte, los ex-militantes del viejo régimen, de los viejos partidos, advenedizos, arribistas y oportunistas, que buscarán apropiarse de la estructura de MORENA para intentar recuperar sus privilegios perdidos en estos 4 años; por otra, representantes de elección popular activos o anteriores (Diputados Federales y Locales, Senadores, Presidentes Municipales, Alcaldes, Síndicos, Regidores), y funcionarios públicos o parte de equipos de transición, que buscan acaparar más poder del que ya tienen, cuyos fines son personales pero no colectivos, que traen a López Obrador en la boca pero no en sus acciones, y totalmente ajenos al ideario obradorista, quien les pidió renunciar a los cargos que actualmente tienen para poder estar dentro de la estructura partidista, llamado al que hicieron caso omiso; y finalmente, con los verdaderos militantes, los militantes de a pie, denominados fundadores, que fueron quienes construyeron el partido en 2012 desde abajo, ensuciándose los zapatos, tocando puertas, invitando a gente a participar y, sobre todo, quienes creyeron en un principio en el proyecto obradorista, y que se contaban con la palma de la mano.

Sin embargo, paradojas de la vida, estos últimos son los más proclives a ser excluidos en este proceso electoral: al no tener con la capacidad de movilización corporativa ni el capital utilizado en ello que los dos primeros bloques, ni tampoco coincidir con las prácticas que tienen muchos personeros del viejo régimen (compra del voto, coacción, engaños), así como su incapacidad para ponerse de acuerdo en propuestas que combatan a los neomorenistas (no en balde, tan solo en Hidalgo hubo 1,387 candidatos a Consejeros Estatales), por lo cual es muy probable que el partido sea arrebatado a sus militantes originales y quienes mantienen el espíritu genuino del obradorismo, por personajes que solo ven a MORENA como un trampolín para sus intereses políticos personales, totalmente ajenos a la ideología obradorista y a la Cuarta Transformación.

A diferencia de muchos procesos políticos y sociales, si existe un responsable de la actual crisis y debacle que se presenta en MORENA: John Ackerman. Durante todo el 2022, Ackerman se dedicó, por medio de la Convención Nacional Morenista, a azuzar a las bases para generar “una renovación de las estructuras políticas de MORENA”, que desde su punto de vista, se habían aletargado indebidamente. Su movimiento logró presionar a tal punto, que los órganos formales de MORENA que fueron conformados en 2015 generaran la convocatoria de renovación de los órganos internos del partido, algo totalmente innecesario, sobre todo, porque se había logrado contener la entrada de personajes políticos nefastos a la estructura partidaria (que no fue el caso de muchas candidaturas locales).

Paradójicamente, la Convención Nacional Morenista, que buscaba devolver el Partido a las bases, terminará arrebatándoselo a ellas, resultando más caro el caldo que las albóndigas, pues la verdadera base pocos espacios lograrán en este proceso de renovación estructural partidista. Era preferible una estructura aletargada, pero con compañeros que construyeron el movimiento, a una estructura secuestrada por intereses ajenos a nuestro partido.

Así, se cumplirá una de las máximas sociológicas, que indican que todos los partidos tienden a la burocratización, oligarquización y sectarización. Y MORENA no es ajeno a este proceso indeseable, pero natural.

Estamos ante un parteaguas histórico en la lucha por nuestro país. El futuro del Proyecto Alternativo de Nación, de MORENA, y de una nueva interrupción de la Revolución Interrumpida, están en juego ante el embate que buscarán, sin duda, la apropiación de la estructura y del aparato de la única opción existente contra la oligarquía y la derecha para decidir el destino y las decisiones importantes: el 2024.

Llegó la hora de la verdad. Sin duda, la disyuntiva es apostar a la continuidad del obradorismo, o un retroceso hacia el neoliberalismo. Lo demás es mera simulación. Y de simuladores está lleno el proceso actual.

Gatopardismo electoral neoliberal

Hola.

Estas líneas son mi primer análisis de la jornada electoral del pasado domingo. Más que un diagnóstico y análisis elaborado y apoyado en datos duros, cuantitativos, numéricos, es un análisis político de la situación del estado y del país después del domingo.

El PAN logra ganar 6 de las 12 gubernaturas en juego (Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Puebla, Tamaulipas y Veracruz), 1 el PRD (Quintana Roo), y sólo 5 el PRI (Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas).

En el Estado de Hidalgo, el resultado es aparentemente catastrófico para el PRI, pues este partido obtiene sólo 30 de los 84 ayuntamientos del estado (15 en coalición y 15 en solitario); el PAN obtiene 16 presidencias; el PRD 12; el PES 7; el PVEM 6; el PT 4; MC 3; y MORENA y los candidatos independientes 1 cada uno.

2016

Así, realizando el comparativo con respecto a la última elección de Presidentes Municipales (2011), nos encontramos con lo siguiente:

El PRI y el PT son los únicos partidos que, de 2011 a 2016, pierden Presidencias Municipales, con 21 y 1, respectivamente. Por su parte, el resto de los partidos ganan alcaldías: el PES es el partido que más Presidencias Municipales gana, con 7; el PAN obtiene 6; el PVEM 4; el PRD 2; y MC, MORENA y los candidatos independientes 1 cada uno.

Sin embargo, al revisar el comparativo de votos por partido de la elección de diputados federales de 2015 con la elección de Presidentes Municipales de 2016, nos encontramos con lo siguiente:

El PRI es el partido que más votos pierde en esta jornada electoral, con 87,742, seguido del Partido Verde Ecologista de México, con 15,703 votos, y de los votos nulos, con 8,006. Esto implica, en la práctica, que un porcentaje menor de la población anuló su voto nulo.

Por otra parte, el PAN es el partido que más votos gana en esta elección, con 117,367 votos; seguido del
PT, con 85,523; MC, con 63,894; PANAL, con 35,665; PRD, con 34,795; los candidatos independientes, con 28,444; PES, con 15,559; MORENA, con 2,205; y los candidatos no registrados, con 591 votos.

Por su parte, y dado la afinidad ideológica del Partido Humanista, así como la votación obtenida por el PAN, es muy probable que los 16,940 votos que obtuvo el PH en la elección de 2015, se hayan trasladado al PAN.

Con base en lo anterior, y sin hacer un análisis más profundo (que realizaré con posterioridad), encontramos lo siguiente a nivel nacional:

  1. Todo mundo lo ha dicho ha: el gran perdedor de la jornada electoral del domingo fue el PRI;
  2. Sin duda, considero que el gran ganador del pasado 5 de junio fue la derecha, el PAN;
  3. Aunque MORENA obtiene la mayor votación para la elección del Constituyente de la Ciudad de México, lo cierto es que no consigue las gubernaturas de Veracruz, Zacatecas y Oaxaca (como se anticipaba) y más allá de las especulaciones mediáticas y propagandísticas, lo cierto es que MORENA fue el partido que, pese a tener un gran avance electoral, quedó únicamente como la gran promesa;
  4. Este resultado habla mucho de lo que ha sido la gestión de Enrique Peña Nieto, pues el electorado hace un voto de castigo efectivo efectivo contra el PRI;
  5. El resultado en la Ciudad de México convierte al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, el gran perdedor (junto con el PRI) de la jornada electoral. Sin embargo, el resultado no termina por consolidar a MORENA, sino que pone al PRI dentro del escenario de la pelea por la Jefatura de Gobierno para el 2018; y
  6. A diferencia de lo que se esperaba, el electorado no vota hacia la Izquierda, sino hacia la derecha empresarial recalcitrante, mostrando esta un gran avance a nivel nacional y estatal.

A nivel estatal, podemos hacer las siguientes observaciones:

  1. El PRI pierde gran parte del terreno que tenía en el Estado. Si bien es cierto que gana la gubernatura, pierde 54 ayuntamientos y 6 diputados locales, resultado histórico para la oposición;
  2. Lo cierto es que, actualmente, el PRI tiene un proceso de balcanización y dispersión que continuará debilitando a este partido, pues si consideramos y sumamos la votación del PRI, del Verde, de Nueva Alianza y de Encuentro Social, esta es igual a la votación histórica del PRI avasallante y predominante. Sin embargo, este proceso de balcanización del PRI se explica por las dinámicas del poder regionales y locales;
  3. Hubo un importante voto de castigo en contra del PRI en las principales ciudades, pero más en Pachuca y en la Zona Metropolitana. Los parquímetros, la destrucción de la Plaza Independencia, el Tuzobus, la represión contra los vecinos, la cerrazón de Olvera, las tonterías de Eleazar y la ineficiencia de Filiberto ocasionaron la victoria del PAN en la capital del Estado;
  4. Hay destellos de alternancia en el Estado. Sin embargo, la alternancia se está dando hacia la derecha y no hacia la Izquierda, como esperábamos, pues el PAN es el partido que más avanza electoralmente, y considerando las características económicas, sociales, culturales e históricas que tiene el Estado, es inconcebible esto;
  5. El PRD continúa siendo la tercera fuerza electoral en el Estado, y llega a su piso electoral de 10% (lo que lo convierte en su voto duro después de la desbandada que hubo hacia MORENA del 2012 al 2015); y no bajará de esa posición en mucho tiempo;
  6. MORENA no logra crecer. Obtiene 2,500 votos más a nivel estatal, pero en términos relativos, obtiene el mismo 7% de la elección pasada. No baja, pero tampoco sube. Esto implica que MORENA no está convenciendo a nadie más de votar por su partido, sino que votaron práctica y exactamente los mismos electores que hace un año. Esto, en términos reales, representa una crisis como institución, pues la principal meta de un partido es el acceso al poder, y si MORENA no logra convencer a nadie más que a sus propios afiliados y militantes, no podrá acceder a él nunca.

Así, el 2018 se enfila hacia un crecimiento de la derecha panista, y un incierto panorama para la Izquierda electoral, MORENA, para Andrés Manuel López Obrador, y sus aspiraciones presidenciales, puesto que el gran ganador de esta jornada electoral, y quienes salen fortalecidos, son las candidaturas de Acción Nacional: Ricardo Anaya y Margarita Zavala, mientras que la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (MORENA) queda en suspenso, dado que con la votación obtenida no alcanza a ganar, en un escenario hipotético, la Presidencia de la República en dos años más.

Llama la atención, además, el fortalecimiento que tuvo el PAN en este año, partido neoliberal por excelencia, por tradición y por ideología, y que es coincidente con el regreso del neoliberalismo a América Latina en los últimos meses, por las buenas y por las malas, en Argentina, Venezuela, y Brasil. Es decir, rumbo a 2018, sólo hay un gatopardismo electoral neoliberal entre el PRI y el PAN.

De no suceder nada extraordinario en la elección del Estado de México del año que entra, es probable que hacia fines del 2017 y principios de 2018 se complique el panorama de la Izquierda para la renovación del poder ejecutivo de este país, y entremos a un complicado escenario de bipardismo entre dos fuerzas de derecha y neoliberales (PRI y PAN disputando la Presidencia), mientras la Izquierda se encuentre atomizada y dividida, sin aspiraciones reales de ganar y gobernar este país, y con un emplazamiento por 6 años más del proyecto neoliberal para este país que, estoy seguro, no lo podría aguantar ni Obama.

Saludos. Dejen comentarios.

Diferencias abismales

Hola.

Tras la crisis económica de 2008, y después de los despidos masivos, los desalojos de viviendas (en España les llaman desahucios), y la ineptitud del gobierno para enfrentar la crisis, surgió un movimiento denominado el #15-M, que sacó a las calles a la clase media (pero no sólo a ella) para exigir a la clase política que resolviera el grave problema del que España, por cierto, aún no se recupera. Los medios de comunicación les llamaron los indignados, e hicieron una demostración de fuerza inusitada en el país Ibérico, que rebazó a los partidos políticos y que permitió, posteriormente, conformar una opción alternativa al bipartidismo que venía gobernando en España desde el Pacto de la Moncloa, encabezado por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

De este movimiento de “indignados” surgió Podemos, un partido político encabezado por Pablo Iglesias, que fue la opción alternativa que comenzó a consolidarse en España. De rápido crecimiento, Podemos comenzó a ganar espacios en la opinión pública, así como simpatías. Hace algunos días, Podemos triunfó en varios ayuntamientos en España, rompiendo la hegemonía del bipartidismo español, y convirtiéndose en un serio aspirante a obtener la Presidencia Española.

El caso de Podemos en España no es el único. Hace algunos meses, en Grecia, y tras el descalabro económico que también tuvo lugar en 2008, la Coalición de la Izquierda Radical Syriza ganó la Presidencia del país helénico. Este triunfo también fue sorpresivo para muchos, aunque explicable. Y en algunos meses que ya lleva la coalición gobernando, ha realizado un viraje en la política económica, ha reestructurado su deuda, y Grecia se perfila hacia un camino más próspero y fuera de la crisis que lo azotó.

Existen varios motivos por el que muchas personas se han sorprendido del triunfo de Syriza y Podemos, dado que estos triunfos han sido en países europeos, que habían tenido una larga tradición socialdemócrata tras la caída del Muro de Berlín, donde el socialismo vuelve a agarrar fuerza tras la declaratoria del “Fin de la Historia” hace 25 años, y que ha marcado un necesario viraje en la política económica neoliberal que venían arrastrando por años.

Sin embargo, ese viraje ya se dió por lo menos hace una década en América Latina, con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, el de Rafael Correa en Ecuador, el de Evo Morales en Bolivia, el de los Kichtner en Argentina, y con Lula en Brasil. En México, el fraude electoral de 2006 impidió ese avance, aunque desde antes y aún ahora la ciudadanía viene manifestando un hartazgo por la política económica neoliberal, que cada día nos empobrece más, y por el autoritarismo que ha significado el PRI en estos 3 años de gobierno de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, en muy pocas ocasiones, ese hartazgo ha beneficiado a verdaderas opciones alternativas, y simplemente ha generado una alternancia entre derechas.

El caso de Vicente Fox en el año 2000 es el caso más emblemático al respecto, pero no el único. El traspaso de la Presidencia de la República del PRI al PAN solamente significó una alternancia política, pero una continuidad en el modelo económico. No sólo eso: Vicente Fox y Felipe Calderón profundizaron el modelo económico neoliberal, antes de regresar la Presidencia de la República al PRI, encabezada ahora por Enrique Peña Nieto.

La llegada de los mal llamados candidatos independientes ha venido a fortalecer el espejismo, la utopía, de que las cosas podrán cambiar a partir de estas figuras “novedosas” de la política mexicana, puesto que lo de independientes sólo existe en la figura legal y en el membrete, pero de ninguna forma representan una independencia respecto a ciertos poderes fácticos o económicos que impulsan a estos candidatos.

Ejemplo de esto es Jaime Heliódoro Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, quien podría convertirse en el primer candidato independiente en gobernar Nuevo León. Bien dice el dicho que dime con quién andas, y te diré quién eres. “El Bronco” es un político ex-priísta que durante mucho tiempo aspiró a gobernar Nuevo León. En esta última elección, impusieron en su partido a Ivonne Álvarez, una conductora de televisión sin gran trayectoria política (ni capacidad intelectual). Así, tras no quedar electo como candidato de su partido, mediante la figura del candidato independiente, logró aspirar a ser candidato, y está a punto de ganar la elección. Sin embargo, debido a sus antecedentes políticos, es fácil imaginar que no existirá un gran cambio en la forma y fondo de hacer política en ese estado. Habrá ganado un candidato independiente de membrete.

Otro caso, que podría considerarse cercano, pues atañe al Estado de Hidalgo, es el caso de Antonio Mota, candidato a Diputado Federal por Pachuca. Candidato independiente también de membrete, se le ha acusado de estar muy cerca del Grupo Universidad y de su principal dirigente, Gerardo Sosa Castelán (de quien se ha hablado mucho en este blog), y que hasta el momento ni se ha deslindado de dichos señalamientos, ni tampoco lo ha desmentido. Aunque no existen posibilidades reales de que Mota pueda ganar la elección, es cierto que tampoco representa una alternativa distinta a lo que existe en el Estado de Hidalgo.

Si bien es cierto que no todos los candidatos independientes tienen detrás un gran poder económico o fáctico detrás de ellos, lo cierto es que, hasta el momento, sólo los que cuentan con este tipo de apoyos son los que tienen posibilidades reales de ganar.

En cuanto a los partidos políticos, si bien es cierto que han perdido su legitimidad y credibilidad, existen candidatos que valen la pena, y que pueden representar algo distinto. Me viene a la mente Enrique Alfaro, candidato a la Presidencia Municipal de Guadalajara, Jalisco, por Movimiento Ciudadano; Amílcar Sandoval, candidato a Gobernador de Guerrero, por MORENA; David Razú, candidato a Jefe Delegacional en Miguel Hidalgo, Distrito Federal, por el PRD; o en el caso de Hidalgo, Armando Azpeitia, candidato a Diputado Federal por Ixmiquilpan; y Cristina de la Concha, candidata a Diputada Federal por Tulancingo, ambos de MORENA.

Sin embargo, estos personajes no representan la generalidad de los partidos. Y aunque MORENA generó muchas expectativas en su creación, se ha generado un desánimo entre compañeros que cuestionan la verticalidad de la organización, la falta de democracia al interior, el hecho de que sólo se reciben instrucciones, donde el análisis y la discusión están nulificadas, y donde las decisiones e imposiciones recaen y las decide Andrés Manuel.

MORENA pudo haber generado, y pudo haber tenido el papel que tuvo el Movimiento al Socialismo en Venezuela con Chávez, la Alianza País en Ecuador con Correa, el Partido del Trabajo en Brasil con Lula, Syriza en Grecia y Podemos en España, lo cierto es que hoy está muy lejos de ello, pues esos movimientos lograron triunfar, efectivamente, por la presencia de un gran líder, pero también gracias a una organización viva, consciente e incluyente, no sectaria ni dogmática, que logró arrastrar al resto de la población, y que ubicó en las clases medias el triunfo.

MORENA pudo ser y no lo es. No pudo o no supo estar a la altura de lo que México necesita. Quedó sólo como la promesa de la Tierra Prometida, antes de ser condenados a vagar 40 años en el desierto. Y eso marca diferencias abismales con respecto a los otros partidos, organizaciones y dirigentes, que supieron estar a la altura del momento histórico que les tocó vivir en sus respectivos países. Así, el cambio que México necesita no vendrá por esa vía, sino por una distinta, que aún está por emerger.

Sin embargo, mientras ese día llega, no podemos (ni debemos) anular el voto, o abstenernos. Eso sólo permite que el estado actual de las cosas se mantenga. Votemos perfiles y candidatos, no colores, filias o dogmas. Sin embargo, no hay que conformarnos con las instituciones partidarias que nos mal representan. Aunque fracasemos una y otra vez, tenemos que intentarlo hasta construir la organización que requiere el país. Tenemos que aprender de nuestros errores, y no repetirlos.

Días difíciles están por venir. Sin embargo, no todo es sombrío. La esperanza se asoma al horizonte, y estamos trabajando para transformar el estado actual de las cosas. No será en vano la lucha. Lograremos materializar y consolidar nuestros ideales, y venceremos. Que de eso no quepa la menor duda.

Saludos. Dejen comentarios.

El punto de no retorno

Hola.

Han pasado muchísimas cosas desde que escribí por última vez en este blog. Mi ausencia no es en vano: ando escribiendo mi tesis, relacionada con la pobreza en México durante el neoliberalismo. Así, por causas de fuerza mayor, he tenido que alejarme de este espacio.

Sin embargo, han llegado esos momentos imprescindibles en la vida del país. Dentro de la farsa democrática en la que vivimos, hay momentos de luz que nos permiten cambiar nuestro destino como nación, darnos una oportunidad de que, mediante el cada vez más desprestigiado voto, demostrar nuestra inconformidad con el estado actual de las cosas e, incluso, aportar lo suficiente para realizar esa transformación que tanto necesitamos.

Si bien es cierto (y como es público) mi decepción hacia las prácticas internas en MORENA y, en general, del movimiento de López Obrador hecho partido se han hecho patentes, lo cierto es que tampoco podemos desperdiciar estos valiosos momentos que, como sociedad, tenemos. Algo también es cierto: López Obrador no es MORENA, y pese a las grandes incongruencias que ha mostrado en los últimos meses, existen candidatos (pocos, pero los hay) que valen la pena apoyar para que lleguen al Congreso de la Unión. Uno de ellos es Armando Azpeitia, en Hidalgo. Otro es Amílcar Sandoval, candidato a gobernador en Guerrero. Y así hay muchos por todo el país.

Es muy importante aclarar esto, porque estamos en un punto de quiebre para el país, en un punto de no retorno, un punto inflexible. Es importante no olvidar la privatización del petróleo, la reforma en telecomunicaciones (que permite la entrada del capital extranjero al negocio), la reforma laboral, la reforma hacendaria (que generó más impuestos), la reforma fiscal (que creo más ventajas para los bancos), la legalización de que agentes extranjeros porten armas en el país, y la iniciativa aún pendiente que pretende privatizar el agua.

No podemos olvidar tampoco a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, la represión del 1° de diciembre (y otras más), Ayotzinapa, Tlatlaya, y no podemos olvidar que, aunque el PRI ha sido artífice de todos estos agravios en contra de nosotros, el PAN, el PRD, el PANAL y el Verde han servido de comparsa e, incluso, han apoyado y ayudado al PRI a cometer todos estos hechos vergonzosos.

Ahora, más que nunca, y pese a lo cuestionable que hay en todos los partidos, es importante ir a votar. Es importante generar otra dinámica en el Congreso de la Unión. Es importante quitarle poder al PRI.

Así, como siempre (y ahora más que nunca) no votar no es una solución. Anular el voto solamente beneficia al PRI, pues su voto duro si saldrá a sufragar por ellos y, aunque cada vez es menor ese voto duro, aún puede decidir elecciones.

Participemos, analicemos perfiles y candidatos, y votemos contra el PRI. Que se vaya Peña. Y que comencemos revertir el gran daño que le ha hecho a nuestro país desde el Congreso.

Y para los que piensan que me han perdido, no es así. Estoy más que nunca convencido que la salida es por la Izquierda. Pero no por la que se asume a sí misma como Izquierda sin serlo, sino por la de verdad. Por la verdadera Izquierda.

Saludos. Dejen comentarios.

Una historia (Parte 1)

Hola.

Fue una mañana de febrero de 2013. Había ido a platicar con Martí Batres sobre muchas cosas de MORENA Hidalgo. La situación muy difícil al interior. De pronto, me soltó que debíamos arreglar eso, pues teníamos que ir pensando en los candidatos para el 2015. Le pregunté entonces que cómo se iba a decidir. Me dijo que con una encuesta, el que saliera mejor posicionado.

Era tal cual la letra del estatuto. Le comenté que, debido a la campaña presidencial de 2012, yo había tenido una exposición en medios, y que en ese entendido podía ser el mejor posicionado. Me dijo que si era así, que entonces había que verlo en la encuesta. A mí me pareció bien, pues aunque no me pasaba por la cabeza ser candidato, eso significaba que con el arrastre de la campaña presidencial de 2012 en Pachuca, aunado al hecho de que logramos empatar con Peña Nieto (oficialmente quedamos 18 votos abajo), podíamos hacer crecer bien a MORENA en Pachuca.

Sin embargo, el destino a veces es cruel. Paulatinamente, me fui quedando sin dinero, pues ya llevaba algunos meses desempleado. Además, la ambición individual de algunos compañeros que habían trabajado conmigo en MorenaJE llevó a una fractura irreconciliable, sobre todo después de que en este muro, uno de ellos me agredió con cuestiones personales.

Esto sembró el ambiente ideal para dos grupos que comenzaban a participar en MORENA Pachuca: uno, encabezado por Francisco Patiño, quien no tiene una buena imagen hacia dentro ni hacia afuera. Varias veces ha sido acusado de muchas cosas que no mencionaré por no constarme, pero que son feas, gachas.
El otro grupo, el encabezado por José Arturo Islas, Tesorero Estatal de la organización, a quien apoyé por su perfil discursivo, sin saber la traición que generaría después en mi contra. Arturo ya había participado con nosotros en el Colectivo de Izquierda Hidalguense de 2008 a 2010, y se salió (dijo) “por la incongruencia de apoyar a Xóchitl Gálvez a la candidatura de Gobernador”. Arturo es comunista de dientes para afuera (su discurso sobre Marx es muy elocuente, y convence a algunos cuántos bobos), pero capitalista de dientes para adentro.

Así pues, entre la rapiña de los dos grupos antes descritos, mi incapacidad económica y operativa para hacer algo en Pachuca, y una leyenda negra difundida por ambos grupos acerca de mí, comencé a mermarme en los trabajos de MORENA. Sin embargo, mi posicionamiento en medios era bueno: aún podía competir y ganar una encuesta.

En algún momento de 2013, fui designado por el Comité Ejecutivo Estatal para representar a Hidalgo ante una comisión modificatoria del estatuto, en particular del asunto de las candidaturas. Redacté una propuesta, la presenté y discutí con los compañeros de Hidalgo. Se realizaron adendum a mi propuesta, y se envió a López Obrador y a Martí Batres.

Un día antes de la reunión, Martí Batres habló conmigo por teléfono. Me pidió que no presentara la propuesta de Hidalgo, porque Andrés Manuel tenía la suya, y querían que fuera aprobada sin correcciones. A regañadientes, accedí. Incluso, platiqué con Andrés Caballero (Presidente de MORENA Hidalgo) la posibilidad de no ir a una simulación. Finalmente me convenció.

Fui a la reunión, y la propuesta de AMLO no difería mucho de la mía. Ambos proponíamos el sorteo como mecanismo de elección de los candidatos plurinominales, nada más que con métodos diferentes. En otra cosa que difería era en el porcentaje de externos: mi propuesta sólo contemplaba el 20%, la de AMLO 33% (así quedó en el estatuto final). Más adelante me referiré nuevamente a este método de selección.
Una vez que comenzó el 2014, mi salud comenzó a mermarse. Así, en abril me interné una semana por causa de la pancreatitis. Por esos días también, Martí Batres había indicado que se definieran cuáles distritos iban a ser para hombres, y cuáles para mujeres. Para ese momento, todo mundo dentro de MORENA sabía que yo quería ser candidato. En una maniobra de lo más perverso, ruin y canalla que pueda haber, el grupo de Arturo impulsó en el Consejo Estatal que el distrito de Pachuca fuera para mujer. Patiño apoyó la propuesta. El Consejo Estatal aprobó, y quedé fuera. Sin la posibilidad de defenderme por mi convalecencia, aprovecharon el momento para dejarme fuera de la carrera por las candidaturas. Meses más tarde, el Consejo Nacional consumaría la canallada.

Al Consejo Nacional donde se aprobó género para Pachuca, no asistí porque no tenía caso exponer argumentos. Con eso de que “en MORENA no importan los cargos, sino la lucha por México”, era inverosímil querer plantear y exponer una cosa así. A pesar de esto, hubiera podido meter ante el Tribunal un juicio de derechos político-electorales del ciudadano, pero consideré que tampoco era la vía. Estaba dispuesto a disciplinarme, pues lo importante “es la lucha por México, no los cargos” y, finalmente, yo no ingresé a la política para hacerme rico o ser candidato, sino para luchar por un país mejor.

Comenzaron a mencionarse entonces nombres de precandidatas. Ninguna de las tres mencionadas cubría perfil o popularidad. Simplemente cubrían el género. Alerté sobre la posibilidad de ir a una contienda electoral con candidaturas a modo para el PRI. Nadie tomó el apunte.

Al mismo tiempo, comenzó la recolección de firmas para la Consulta sobre la Reforma Energética. Desde un principio me opuse porque sabía el final que le deparaba a las firmas: era una vil pérdida de tiempo. Incluso, dentro del Comité propuse hacer acciones de resistencia y lucha paralelas a la estrategia nacional. La respuesta del Comité fue un categórico “NO”.

Así lo expuse, y me llovió cuanto pudo debido a mi posición. Eso ocasionó que la intolerancia hacia mi persona e ideas por parte de los miembros de MORENA se fuera a otros ámbitos, incluso el personal. En consecuencia, la respuesta era cuestionar más y más las acciones de MORENA no sólo en ese ámbito, sino en otros más.

Pese a esto, decidí hacer el Foro Estatal sobre la Reforma Energética, con Paco Ignacio Taibo y María Fernanda Campa en Agosto de 2013. Amén del boicot del Gobierno del Estado al foro, pues el lugar donde se realizaría (el Teatro Bartolomé de Medina) lo autorizó con menos de una semana antes, luché contra el boicot del Comité Estatal. La difusión (volanteo, pega de carteles, boletines de prensa, etc.) la realicé sin ayuda de nadie. Me dejaron solo con mi alma y mi foro. Aún así, el teatro se llenó. Y fue el único foro a nivel nacional que MORENA organizó en cuanto al asunto.

La estrategia de “no hacer nada” respecto a la Reforma Energética le costó caro a MORENA, sobre todo en el asunto de la credibilidad. El IPN y Ayotzinapa sacó a las calles a la gente con todo y su indignación, cosa que a AMLO le dió miedo, (o no sé por cuál motivo) no lo hizo.

Posteriormente, se propuso la organización de un Encuentro Estatal de Jóvenes en Ixmiquilpan en mayo de 2014. Se invitó a Luisa Alcalde, a Patricia Ortiz y a Andrés Manuel López Beltrán. De ellos, sólo asistió Luisa. Patricia no asistió, bajo el fallido argumento que “no estaba de acuerdo en el método de selección de los jóvenes” que acudirían al Encuentro Nacional de Jóvenes, en lugar y fecha por confirmar. ¿Cuál era el método? Sorteo, como en las candidaturas plurinominales. Andrés Manuel López Beltrán, una semana antes, confirmó que asistiría. El día del evento, jamás contestó el teléfono.
Posterior a esto, comencé a alejarme de los trabajos del Comité y a dejar de aparecer en prensa (que esa fue otra grilla al interior del comité “¿con qué autoridad sale Legorreta a dar declaraciones a la prensa?”. Fácil: con la autorización de Caballero).

En octubre de 2014, Caballero me invitó a una reunión con Martí Batres. Después me enteraría que tenía que darle los nombres de las candidatas para realizar la encuesta. Le sugerí a Caballero que me incorporara en la encuesta, quizá ya no para ser candidato (en esos momentos, ya me daba igual), sino tan sólo por medirme. Caballero me respondió que ya se había decidido que fuera mujer, y que no me dejarían entrar de cualquier forma a la encuesta por tal motivo.

Asentí. Me di cuenta que los dados estaban cargados, y que nada que hiciera cambiaría ello. En ese momento, renuncié a cualquier aspiración política que tuviera, incluyendo entrar al sorteo de las plurinominales. Aunque impulsé la reforma al estatuto, caí en la cuenta que ese método sólo permitirá que oportunistas, arribistas y vividores lleguen a ser diputados por la vía fácil. Y sin responsabilidad de nadie, más que de la suerte.

Por eso he decidido no participar en el sorteo de las plurinominales de MORENA. No voy a entrarle a la simulación y a la farsa, ni quiero hacerme co-partícipe de las imposiciones en muchos lados del país, ni responsable por cierta gente nefasta que aspira a participar y que sería muy grave que fueran diputados.

Así, no me ha quedado otro recurso que alzar la voz, denunciar las prácticas autoritarias y sectarias al interior de la organización, y generar la consciencia necesaria al respecto.

Esa es mi historia. Algún día la ampliaré con más detalles, datos y hechos. Y así hay muchas en todo el país.

Saludos. Dejen comentarios