Hola.
Primer secuestro
La playmate Julia Orayen ha acaparado la atención sobre el debate. He escuchado con mucha atención las versiones de la modelo y del productor, Jesús Tapia. Ambos coinciden en que no fue un acto de mala fe, sino un descuido (por parte de la producción) y la falta de otro vestido con las características señaladas (por parte de la modelo).
Más allá de las suspicacias que ha desatado la presencia de ésta modelo, lo cierto es que desde el domingo, primero en redes sociales y posteriormente en medios de comunicación tradicionales (tv, radio y periódicos) se distrajo la atención (ésto si, deliberadamente) con respecto a lo acontecido en el debate.
El secuestro del contenido del debate por algo tan superficial como lo fue el escote de la modelo y su atractiva figura dejan al descubierto la intención de minimizar el daño obtenido por Peña tras el debate, y el lógico y natural repunte de López Obrador al haber sido el mejor desempeñado en dicho encuentro.
Segundo secuestro
Como antes mencioné, comportamiento y desempeño son dos cosas distintas y que no pueden ser medidas de la misma forma, ni unirlas en una sola. Así, de acuerdo con lo anteriormente expuesto y explicado, Quadri fue el mejor comportado durante el debate, y López Obrador el mejor desempeñado.
Sin embargo, ha existido una dinámica en los medios de comunicación para resaltar el comportamiento de Quadri por encima del desempeño de Andrés Manuel, debido a distintos factores. Poco se ha profundizado en la calidad de la propuestas, que ponderándolas desde éste punto de vista, por muchas que haya dicho Quadri, todo se enfoca en profundizar el modelo económico neoliberal que ha dominado los últimos 30 años en México. Si los debates los gana quien diga más propuestas sin importar la cualidad de éstas, por supuesto que Quadri es el ganador.
El primero de ellos es la obvia: no aceptar y reconocer que AMLO ganó el debate, tanto por el propio desempeño, como por la forma en la que descubrió a Peña, y aún por las propuestas que mencionó, que contrastan totalmente con el modelo de nación que buscan impulsar los otros tres candidatos.
La segunda es convencer al electorado indeciso de votar por algo que parece distinto a Peña y a Josefina, pero que es igual o peor. Aunque ésta estrategia pareciera inverosímil no lo es, pues la derecha sabe perfectamente que acaparar los votos indecisos para Quadri es quitarle votos a Andrés Manuel, indirectamente.
La tercera de ellas es mantener el registro del PANAL, con el cual Elba Esther podrá seguir teniendo espacios de chantaje y negociación, así como un gran coto de poder. Saben perfectamente que Quadri no ganará, pero lo mantienen ahí para refrendar su objetivo. Ojalá y me equivoque, pero todo se perfila a que Quadri declinará por Peña en el segundo debate.
El secuestro del resultado real del debate por algo (igual de superficial que la modelo) que es creado con el fin de dar una percepción equuvocada de la realidad es el resultado de un Pueblo con falta de cultura política, y de la carencia de crítica analítica de diversos factores que conforman la realidad.
Tercer secuestro
El Tribunal Electoral determinó, en los días pasados, que el IFE no podrá realizar el ejercicio del conteo rápido que ha venido realizando en las últimas tres elecciones presidenciales. No, al menos como lo plantearon.
Cualquiera podría cuestionar que la metodología es equivocada. Pero no. Revisando las metodologías que realiza el IFE en los conteos rápidos, éstas no están equivocadas, siempre y cuando el Instituto no realice sesgos deliberados, o bien modifique o altere los resultados con algún fin político.
Sin embargo, la resolución del Tribunal resulta incomprensible, sobre todo porque si el IFE no realiza un conteo rápido, se estaría dejando prácticamente en manos de las televisoras la fluidez y publicidad de los datos emanados de sus propios conteos rápidos, los cuales (y bajo el esquema actual) son más susceptibles de manipulación en favor de Enrique Peña Nieto, para que lleve una ventaja real o fabricada por las casas de “opinión” el día de la elección.
Así, el tercer y último secuestro sería el generado por el Tribunal Electoral con respecto a la fluidez de los resultados el día de la elección para dejar mano libre a las televisoras para que hagan y deshagan percepciones de triunfo legítimas o no.
Así, se deja al libre capricho del dinero y el poder el resultado de la elección. La televisión, finalmente, se convierte en órgano electoral supremo, al definir ella a los gobernantes y legitimarlos públicamente. La República de la Televisión se erige, dejando de lado la anticuada forma del Estado, tan ineficiente y debilitado como para no poder hacer nada. Sólo recordemos que un secuestro así ya lo hubo en Italia, con Berlusconi, y les costó una de sus crisis económicas más severas de su Historia.
Saludos. Dejen comentarios.