Reflexiones sobre Hidalgo y López Obrador

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Hola.

El día de hoy hago público mi derecho a discernir. Y es que, siendo parte de un movimiento de hombres y mujeres libres (el que encabeza Andrés Manuel López Obrador, Presidente Legítimo de México), tengo derecho a ejercer mi libertad de la mejor forma. Y si eso de libres no es retórica, entonces se comprenderán de sabia forma éstas palabras que expreso el día de hoy.

Hidalgo es de los estados más trasados en el Estado. Ocupa el 4º lugar de la lista de estados más pobres del país. El PRI siempre ha gobernado, y muy mal. En Hidalgo (dicen los que saben) había una Izquierda muy fuerte. Incluso, el Partido Comunista llegó a gobernar en Pachuca. Cuauhtémoc Cárdenas ganó en 1988 en el Estado. Uno de sus bastiones más grandes, a nivel nacional, fue Valle de Tula y el Valle del Mezquital, donde Cárdenas arrasó por márgenes impresionantes.

En 1999, hubo un gran fraude en la elección interna del PRI (o eso es lo que siempre se ha manejado): Manuel Ángel Nuñez Soto fue impuesto como el candidato a Gobernador. El otro en disputa, José Guadarrama Márquez, se quejó de imposición, fraude y “dedazo”. Y entonces, José Guadarrama rompió con el PRI, pues ya en 1993 había buscado la candidatura contra Jesús Murillo Karam, y la perdió también.

Guadarrama entonces, se acercó en primera instancia al PAN, y luego al PRD. Fue a buscar a López Obrador al CEN del PRD, entonces todavía Presidente del Partido, para que lo apoyara como candidato del PRD (estamos hablando de 1999). López Obrador le dijo que no, que no podía apoyarlo puesto que representaba todo lo contrario a la esencia del PRD, y Miguel Ángel Granados Chapa fue el candidato de la Coalición PRD-PT.

En el año 2000, Guadarrama hizo su última acción en el PRI. Junto con Romero Deschamps, operó el PEMEXGATE, y después hizo definitiva su ruptura con el PRI. O al menos, eso se manejó entonces. Ya desde 1999, Guadarrama infiltró a gente de su grupo, el Frente Democrático Hidalguense (FDH) al interior del PRD. Así mismo, Amalia García le dió una cálida bienvenida en lo nacional, e Isidro Pedraza y Luciano Cornejo en Hidalgo. Comenzaron, entre los tres, a manejar el Partido a su antojo. Y lo curioso: a nivel estatal eran tres grupos diferentes (Isidro, de la UNTA, ahora UFIC; Luciano, de Nueva Izquierda; y Guadarrama, del FDH), pero a nivel nacional eran parte del mismo grupo: Nueva Izquierda.

Guadarrama comenzó a incidir de forma peligrosa en el PRD a partir de 2002, donde impuso a los candidatos a Diputados Locales, junto con Isidro y Luciano. Después, en noviembre de ese mismo año, fue la trágica ocasión en que el PRD no registró 23 candidatos a Presidentes Municipales, donde al menos 12 de ellos se hubieran podido ganar al PRI, entre ellos Ixmiquipan, Tula, Tulancingo, y algunos otros más que la memoria no me permite recordar. Éstos candidatos, en su mayor parte, era gente que no simpatizaba con la figura de Guadarrama en el PRD.

En 2004, Guadarrama impuso a un pelele en la dirección estatal del Partido: Manuel Hernández Badillo, a quien Guadarrama le puso una marca personal: Nabor Rojas. En ese periodo fue cuando estuve trabajando en el Comité Estatal del PRD, precisamente con Nabor (yo acababa de llegar a Hidalgo, y apenas comenzaba a enterarme cómo se mueve el Partido). La sumisión de Badillo era total: había ocasiones en que había reuniones de Comité, y en torno a un punto específico, Manuel y Nabor se comunicaban con Guadarrama, para acatar la línea trazada. De ésta forma, Guadarrama se allanó su propio camino rumbo a la candidatura a Gobernador en el 2005, donde también impuso a los candidatos a Diputados Locales.

Perdió Guadarrama con el 29.5% de la votación, ahora frente a Miguel Ángel Osorio Chong. Sus denuncias de fraude electoral fueron ridículas, puesto que perdió por más del 10% de la votación. Sin embargo, comenzó a manejar que éste había obtenido la mayor votación en la historia del PRD en Hidalgo (algo parcialmente cierto, puesto que encontró la coyuntura del desafuero en contra de AMLO, y eso le ayudó a subir su votación).

Éste argumento le sirvió para convencer a López Obrador de que lo apoyara en la candidatura a Senador en 2006. Y López Obrador nos ignoró (a las Redes Ciudadanas), pese a ser su mayor apoyo en el Estado. Tanto apoyo recibió AMLO de las Redes Ciudadanas, que Guadarrama sacó 70,000 votos menos que López Obrador el 2 de julio (obtuvo el 32.9% de la votación). Sin embargo, Guadarrama se hizo Senador, y AMLO decidió creer que Guadarrama era quien tenía el mando en Hidalgo. Y por tanto, le dejó la mayoría de los módulos de credencialización del Gobierno Legítimo, y dejó en sus manos las primeras giras como Presidente Legítimo en Hidalgo.

Sin embargo, hay un momento donde las cortinas de humo se disipan. Y llegó el 2008, y la votación de diputados locales del PRD (una vez más, impuestos) obtuvo el 19.6% de la votación. Y luego, en la elección federal de 2009, el PRD obtuvo el 13.6%. Y entonces, se demostró realmente la aportación que Guadarrama le ha hecho al Partido: descender la votación, en vez de aumentarla.

A continuación muestro una gráfica, que tiene el desempeño electoral del PRD en el estado, desde el PSUM hasta el PRD:

Puede decirse que hay grilla contra Guadarrama, que no lo queremos, que son injurias, etc. Pero los resultados electorales hablan por sí mismos, y las matemáticas no mienten. De hecho, podemos hablar de tres etapas, a lo largo de la historia de la Izquierda partidista en Hidalgo. La primera abarca de la elección a gobernador de 1981, con el PSUM, a la elección a gobernador de 1993, ya con el PRD. En ésta etapa, el Partido obtiene resultados desde el 0.3% en 1984, al 6.04% en 1993, siendo en 1991 la votación máxima del PRD durante éste periodo, con el 8.21% de la votación en la elección a Senador. En ésta etapa, el partido obtiene en promedio 3.63%, con una tendencia de votación a la alza.

Posteriormente, tenemos una segunda etapa del PRD, que abarca de 1994 a 2000, periodo donde el Partido obtiene triunfos electorales importantes en el Estado. Aquí, el Partido obtiene resultados variados, siendo el más bajo de 13.82% en la elección de gobernador en 1999 y el más alto en 1997, con el 26.12% (una elección atípica, puesto que la votación se obtiene por el “efecto Cárdenas”). La votación promedio en éste periodo es de 17.57%, con una tendencia estable.

Una tercera etapa se da con la incorporación de FDH a las filas del PRD, que es de 2002 a la fecha. En éste periodo, la votación más baja obtenida es la de 2009 (la última elección), donde el PRD obtiene el 13.6% de la votación total emitida en el Estado, mientras que el 2006 es la elección donde se obtiene la mayor votación, con el 32.9% (307,405 votos). Sin embargo, cabe señalar que pese al efecto AMLO (lo que le da en el 2006 una votación atípica al PRD), la votación a Senador fue inferior a la de Presidente en 7.9 puntos porcentuales, o 78,345 votos (López Obrador obtuvo 385,750 votos, o el 40.8% de la votación), lo cual quiere decir que en Hidalgo se presentó un voto diferenciado, y que el candidato a Senador no era lo suficientemente atractivo para captar la misma votación que el candidato a Presidente de la República. En éste periodo, tenemos una votación promedio de 22.33% (es decir, poco menos de 5 puntos porcentuales más en promedio que sin Guadarrama en el Partido), con una tendencia a la baja.

Si no se concretara la alianza con el PAN, para lanzar a Xóchitl Gálvez como candidata, según las encuestas verídicas en el Estado (es decir, las no pagadas), Guadarrama obtendría entre el 7 y 8% de la votación, es decir, nada, y dejaría al PRD en su mínimo histórico, sólo comparable con la elección a Gobernador de 1993.

Entonces, el PRD hoy se maneja entre dos cuestiones: ir solos, “congruentemente”, pero teniendo como candidato a un mapache electoral y con acusaciones que hubo en los 80’s y 90’s en su contra por crímenes en contra de militantes de Izquierda y del propio PRD, o a una candidata un tanto desapegada ideológicamente de la derecha, pero militante del PAN.

En éste sentido, no puede optarse sino por la opción menos peor. Y la opción menos peor es ir con Xóchitl Gálvez, pese a ser panista. Y lo es por dos cuestiones: 1, porque sería ganarle al PRI la gubernatura del Estado, y 2, porque sería acabar con el cacicazgo de Guadarrama al interior del PRD.

López Obrador no entiende ésto. A él se le hace muy fácil decir que no haya alianza con el PAN, puesto que hay diferencias ideológicas de fondo con dicho partido. Coincido totalmente con él. Sin embargo, tampoco podemos dejar de lado el hecho de que las condiciones locales, en muchas ocasiones, son diferentes a las nacionales. López Obrador no se da cuenta que a los únicos que benedicia con ésa actitud es al PRI y a Peña Nieto.

Andrés Manuel viene a Tulancingo pasado mañana, Viernes 29 de Enero de 2009. Y lo que debe hacer López Obrador, una vez que venga, es callarse. Si quiere, no apoyar a la coalición, pero que tampoco la descalifique. Descalificándola (nuevamente repito) a los únicos que beneficia en Hidalgo es al PRI, al Gobernador y a Guadarrama, y a nivel nacional a Peña Nieto.

A diferencia de lo que dijo hoy Mario Di Constanzo, yo creo que sí se puede transformar a México desde los Estados. El propio Andrés Manuel ha dicho que el cambio vendrá de abajo hacia arriba. Entonces ¿porqué no intentarlo?

López Obrador también ha dicho que retirará su apoyo a quien se alíe con el PRI o con el PAN. Para su desgracia (o la nuestra, no lo sé) López Obrador nunca apoyó a las Redes Ciudadanas. Siempre nos ignoró, por darle preferencia a Guadarrama. Entonces, no puedes retirarle a alguien algo que ni siquiera ha recibido. Además, esto es igual de sectario que lo que hace la Iglesia Católica con los matrimonios del mismo sexo, o lo que hizo George Bush en algún momento: “o están conmigo, o están contra mí”. Y esos extremos son peligrosos. No puedes (ni debes) convertirte en algo exactamente igual a lo que criticas. Y AMLO, con esas actitudes, se acerca a aquello que estamos combatiendo.

Nada más habría que recordarle a López Obrador que Benito Juárez, ese presidente al que tanto admira, tuvo que aliarse a USA para que le reconocieran su gobierno, pudiera vencer a los conservadores en la Guerra de Reforma, y pudiera asentar un estado laico en México.

Finalmente, hay una cuestión de fondo: la coalición para apoyar a Xóchitl Gálvez en Hidalgo, ni le quita lo espurio a Calderón, ni le quita lo legítimo al propio AMLO.

Por tal motivo, como dijimos en 2006, y vuelvo a reiterarlo una vez más: ¡Todos con Andrés Manuel y con Xóchitl, Nadie con Guadarrama!

Saludos. Dejen comentarios.

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